El ultimo dia normal

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Un dia despertó Edith y como siempre todo era normal, su cuarto de color azul cielo, las fotos de ella tocando piano y sus trofeos no podian faltar miró ese tocador maravilloso que sin duda daría envidia a cualquiera después de cepillarse el pelo, hace su rutina de siempre. Se dirigió a su ropero para ver que ponerse lo de siempre un pantalon de mezclilla, una blusa rosa de tirantes , un sueter negro y unos botines negros.

Bajó del cuarto y se despidió de su tia, el único miembro familiar que le quedaba, su tia se parecía mucho a ella como el resto de su familia, sus mismos cabellos rubios dorados resplandecientes como el mismo sol, unos centellantes ojos verdes como un par de esmeraldas y su tez blanca un poco bronceada por el sol.

Las calles de Kansas eran tranquilas por la mañana pero en la noche se desataba el descontrol pero eso no evitaba que Edith siguiera su curso a la preparatoria.

Como siempre a mitad del camino se encontraba con su mejor amiga de la infancia Nieves, su nombre le quedaba como anillo al dedo, su tez tan blanca como la misma nieve, su cabello tan negro como la noche, sus ojos azules como el cielo y ese pelo tan lacio, la hacían la joven mas bella del colegio.

-¿En que piensas Edi? -preguntó Nieves curiosa.

-Nada -dijo con unz voz ida-. Solo estoy preocupada por los examenes 

-Porque te preocupas -dijo sin importancia-. Siempre sales bien.

-Y a ti te vendria bien estudiar un poco no?

-Si, bueno no puedo hacer milagros.

Sonó la campana para entrar a clases como siempre ahí estaba ese típico chico guapo que tiene a todas las chica rendidas a él y Edith era una de ellas. Tampoco podían culparla tenía unos ojos verdes claros, su cabello era castaño como el chocolate, tez aperlada y un cuerpo bien definido lo hacían el chico mas irresistible.

Su nombre es Adan y su mejor amigo Fabian eran los chicos más populares de la prepa, Nieves siempre vivía insistiendo en hablarle pero los nervios siempre podían con Edith obligándola a evadirlo pues era conocida como la chica rara del salón, su única suerte era tener una amiga muy hermosa y popular.

Solo por ser la chica lista siempre le pedían la tarea, nunca los ayudaba pero Adan era la excepción, su única oportunidad para hablarle.

-Ey Edith- Saludó Adan, desde su casillero-. ¿Encargaron tarea?

-No -contestó con un suspiro, se había armado de valor de hablarle pero él se había marchado.

-¿Como te fue?- preguntó Nieves burlona.

-Mi vida vale mierda -dijo frustada, cerrando con fuerza su casillero.

-Tranquila Edi algo se me ocurrirá - Nieves trató de consolarla.

Cuando terminaban las clases acaban hechas polvo, no les cabían más calculos en sus mentes, por eso saliendo se marchaban a un parque cerca de la casa de Edith donde recordaba los momentos felices que había pasado con su familia por ultima vez.

-Tu haces que el parque sea deprimente -comentó en un tono burlón-. Tus padres eran las personas más geniales.

-Por eso los extraño -repuso melancólica.

-No más mira quienes vienen para acá- señaló entusiasmada.

Observó como se acercaban Adan en compañía de Fabián, sintió como sus mejillas ardían en un rojo vivo, sentía que iba a desfallecer ahí mismo. No lo pensó dos veces antes de salir corriendo hacía la dirección contraria de su casa.

Al ver como Edith salió corriendo como una cobarde, Nieves comenzó a perseguirla mientras le suplicaba que parará, no podía correr más de lo que sus tacones le daban, no habían sido hechos para correr, era un infierno, de vez en cuando se tropesada.

Edith no le hizo caso, lo que menos quería era parecer una tonta enfrente de él, lo cual ya estaba pareciendo al haber huido de aquella manera pero ¿Que importa? De seguro no se fijó en ella.

Tan metida en sus pensamientos estaba que no se habia dado cuenta que había corrido en una dirección desconocida. De pequeñas se escabullían de sus casas para explorar las calles de su colonia para no perderse aunque después lo terminarán.

-¡¿Porque corriste asi?! -Gruño Nieves -. Pudo ser peligroso- intentó calmarse- No era la gran cosa Edith que tal si solo venia como nosotras a pasar un buen rato-de repente estalló en furia- Pero que carajo ¡me hiciste correr en tacones!

-Perdon no se... sólo entre en pánico se que reaccione mal ahora él creerá que soy una estupida.

-Tranquila solo él creerá que eres una estupida rubia bonita -dijo Nieves burlona.

Se rieron juntas.

-Hay que salir de aquí.

Pasearon por la calle sintiéndose perdidas por primera vez, no reconocían nada del lugar que pudiera orientarlas a casa.

-¿Dónde estamos? -preguntó Nieves angustiada.

-No lo se -respondió preocupada-. Nunca había estado en este lugar.

-Temó decirlo pero creo que estamos perdidas -aseguró Nieves.

-Saca tu celular -ordenó Edith-. Le decimos a mi tia que estamos perdidas y que venga por nosotras.

-Tu tia es nueva, si nosotras nos perdimos -dijo realista-. Y eso que tenemos experiencia en explorar Kansas que va a ser tu tia.

-Tengo un mal presentimiento.

Se escuchó un crujido como si estuvieran aplastando huesos, algo estaba oculto en las sombras poniéndolas alertas hasta que por fin salió de las sombras. Sus ojos no podían acreditar lo que estaban viendo, estaban petrificadas del miedo, jamás llegaron a creer que los demonios pudieran existir.

Y para mayor de sus colmos, Nieves sacó su celular para grabar.


Cazadores de Sombras (En Edición) : Los Reinos SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora