En la universidad...

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No es tan facil decir, "eso no es nada, simplemente vive tu vida y ya".  Nahh! el que dice eso no sabe lo que es el rechazo emocional al que se enfrentan los pacientes enfermos mentales.  Siempre fui un chico sobresaliente y por lo tanto a veces o era rechazado o era muy aceptado, pero por ineteres.  A eso de los 23 o 24 años ya estaba en mi quinto año de universidad me faltaban uno o dos mas para terminar.  Un alivio, si, pero tambien un "stress" in-cre-i-ble.  Por una y por otra razon, conoci gente que no debia conocer y tome costumbres que no debia tomar.  El alcohol y las pastillas para dormir se volvieron mi mas grande aliado.  Cada vez que tenia examen o trabajo o un tension del diario vivir, una lata de cerveza o una botella de alcohol eran mis mejor escape, aunque simplemente era cualquier excusa la que utilizaba para beber.  Asi estuve por un año mas o menos, y como se imaginaran perdi esos semestres de universidad.  Claramente tuve una gran recaida!.  Era horrible salia disfrazado porque sentia como todos me miraban porque me querian secuestrar.  Incluso tuve un percanse, porque pense que un hombre que tenia a mi lado me estaba robando mis pensamientos telepaticamente y lo golpee.  Obvio que termine en la carcel y luego me enviaron a un hospital de esos de locos, que por cierto no son lo que parecen, son peor.  Estar con gente rara que tu piensas: "que rayos hago aqui?, si este esta peor".  Bueno, comenze a medicarme otra vez, comenze a ir a mis terapias e inicie nuevamente la universidad.  Fue un poco complicado acostumbrarme, sobretodo con esas "amistades" alli, pero debia hacerlo.  Gracias a Dios el tiempo paso rapido y ya estaba en mi ultimo semestre de universidad hacieno la practica.  En esa practica descubri mi gran pasion, en realidad reafirme lo mucho que me encantaba lo que hacia.  Trabajar con chicos grandes no era facil, pero siempre eh pensado que la diferencia es mas grande si se hace en un chico ya mayor, porque si se hace en uno peque~o quizas no tenga tanto peso, ademas que durante el camino se puede da~ar, por lo tanto incisto que la diferencia esta en los chicos mayores.  Los chicos "malos" siempre son "malos" por alguna razon y hay que comprenderlos, pero tambien son un gran "stress" para el maestro.  Habia uno en especifico, se llamaba Adrian.  Era uno de esos que o no te entraba a la clase y te la mortificaba de afuera golpeando la puerta, arrojando piedras a las ventanas o cosas asi, o simplemente entraba para da~arte la clase y sacarte de tus casillas.  Yo siempre eh sido muy paciente, para esta profesion hay que serlo.  Un dia, examenes finales, o sea mucho "stress", olvide medicarme como por unos 2 o 3 dias, y no contaba tampoco con que estaba cerca de una de esas crisis!!.  Eran alrededor de las 9:45am y estaba un poco ansioso, en realidad por todo.  Ese dia reciviria la visita de mi profesor para evaluarme, la directora y tambien tendria que presentar mis planes de progreso y notas, hasta el momento, de los estudiantes.  Entro el grupo de aquel chico que les comentaba hace unos instantes.  Tan pronto me voltee a tomar el marcador para comenzar a escribir segun se fuera dando la clase Adrian inicio con sus comentarios.  Sinceramente, en ese momento pense: "Porque ca#$@ no falto a la clase, lo hubiera recompensado luego".  Sentia como me iba tensando poco a poco, el coraje me iba invadiendo y mientras tanto el se encargaba de llamar la atencion de sus compañeros, andar por todo el salon y dar una pesima imagen mia, ya que mi profesor entraba junto con la directora en ese momento.  Veia las caras de mis evaluadores y no eran muy agradables.  Desidi llamar Adrian aparte;

-Adrian!!, puedes calmarte un segundo y salir conmigo afuera un segundo?.  En lo que tus compañeros terminan el trabajo,¿podriamos hablar de lo que me mencionaste horita?- dijo el maestro

-¿De que?, ¿Que yo te dije horita?-Claramente el estudiante no entendia

-Tranquilo, no voy a ventilar esas cosas delante de tus compañeros, vamos.-Trate de sonar convincente al decirlo

Adrián salió conmigo afuera, y ahi, en tono desesperante, le pedí que tratara de mantenerse calmado y parecer un chico normal durante la clase, y si lo lograba, le garantizaba que lo iba a pasar de curso.  Asi paso, el chico entro muy calmado, incluso la directora no lo podia creer porque sabia como era ese chico.  Agradecí que me hubiese  escuchado porque si no luego no me hubiese podido controlar.  La clase ya estaba terminando y veia como mi profesor y la Sra. Fellman tenían caras de sentirse orgullosos, pero no contaba con algo.  Solo faltaban 10 minutos para acabar la clase y de repente vi como uno de los chicos iba tomando una forma extraña, me asuste realmente, pero trate de disimularlo porque sabia que de eso dependia tanto esfuerzo.  Al acabar la clase, salí corriendo hacia mi carro, y gracias a Dios, alli tenia un pote de pastillas del que tome varias de golpe.  Al salir del carro me sentí mareado y de repente todo se nublo.  Cuando reaccione, desperté en un hospital, habia tomado las pastillas esquivocadas, alli estaban mi profesor, la directora y una enfermera.  El profesor me dio la noticia de que habia pasado su practica y me felicito.  No estuvo mucho tiempo ahi, me dieron de alta rápido.  Pasaron dos meses y medio, y llego el día, aquel "loco", como alguna vez me llamaron, se graduo como maestro especializado en la materia de español y literatura.  Ahora iniciaba una nueva vida como un hombre echo y derecho con un titulo en mano.

La historia de un locoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora