Parte 1: No Soul

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Por tu alma, mi amor

Arráncale las alas a una mariposa

Por tu alma

Arráncale las alas a una mariposa

No te rindas

Arráncale las alas a una mariposa

Por tu alma

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Jacob sufre el doloroso tirón en su pecho mientras camina al borde de un río.

Está ahí, andando tranquila y silenciosamente en su forma de lobo cuando la tortura comienza.

Es una sensación espantosa.

Se siente como si una mano intentara atravesarle la piel con los dedos, romperle las costillas, apartarlas del camino y llegar a su corazón para arrancárselo de tajo. Lo único que puede hacer en contra de tal dolor es regresar a su forma humana. Estando sobre dos pies, la herida abierta en su pecho es más tolerable, pero aún desgarradora.

Respira profundo en busca de alivio. Lo único que consigue es que esa mano fría y dura se entierre en su cuerpo hasta hacerle arder los pulmones. Cuesta respirar -cuesta vivir- en esta condición. Sin embargo, el verdadero tormento llega unos segundos más tarde. El hueco que siente en el pecho fue sólo el preámbulo para la siguiente parte, un amable saludo en comparación a lo que viene ahora.

Sobre el largo eco de su ritmo cardiaco, Jacob escucha una voz suave hablándole. El volumen es bajo, la modulación armónica, y el tono, una orden contundente.

<<Ven aquí>>.

El espíritu de su lobo se retuerce dentro de él, luchando por salir a la superficie y obedecer de inmediato. La desesperación con la cual golpea conduce a Jacob al borde de la histeria. Porque mientras el espíritu anhela servir dócilmente al dueño de la voz, su conciencia le ruega que no haga caso. Su propia mente le grita tan alto que aquella voz suave casi queda opacada.

<<Ven aquí>>.

-Por favor -murmura, su respiración difícil entrecortando las palabras-. Por favor... no me obligues a ir. Te lo suplico. No quiero ir.

Desde que decide implorar, Jacob sabe que sus deseos no serán tomados en cuenta, pues nunca ha recibido consideración, o al menos algo de clemencia, por parte de quien lo martiriza. Suspira temblorosamente, sus manos hundidas en la tierra blanda y húmeda que tienen debajo. Espera unos segundos. Combate el dolor de su pecho con maestría. Está tan acostumbrado a ese tipo de sufrimiento que, pese a no ser capaz de ignorarlo, puede calmarse y lidiar con él sin lamentos o quejidos.

<<Ven aquí. Ahora>>.

Un último suspiro sale de sus labios.

El lobo, igual que siempre, gana la batalla, sale a la superficie y se apura a acatar la orden.



Si Jacob pudiera desear jamás haber aceptado esos diez dólares de su padre, lo haría sin duda.

Aquel dinero marcó el inicio del derrumbe de su vida.

Pero dado que fue lo suficiente estúpido para decir que sí, tomar los diez dólares e ir al baile de fin de año del Instituto de Forks para hacerle llegar a Bella lo que Billy quería que ésta supiese, Jacob no puede decir que es culpa de su padre. Culpar a otros o a sí mismo de lo inevitable es algo en lo que ya perdió el tiempo que era debido.

Dead InsideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora