Primer Día

2K 132 53
                                    


Aun recordaba cómo de niña había llegado a disfrutar la absurda realidad en las series de televisión

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aun recordaba cómo de niña había llegado a disfrutar la absurda realidad en las series de televisión. Por supuesto, nunca hubiese admitido que veía el mismo tipo de entretenimiento que los simples mortales. Pero... si, lo disfrutaba, en secreto, pero lo hacía. Aquella idea le arrancó una sonrisa de sus labios mientras terminaba de guardar el último libro en una caja de cartón. A pesar de los años que había vivido con una nueva perspectiva de vida, seguía encontrando impresionante la cantidad de energía que las personas tenían que gastar cuando era mucho más fácil pagar a otros para hacerlo. Pero se había esforzado por adaptarse. Y había descubierto algo: Ella estaba a un paso de sentirse alienígena. Muchas cosas no las comprendía, costumbres sociales comunes, ciertas actividades que parecían del diario vivir. Todo eso, era como haber aterrizado en otro planeta. Año tras año se había aventurado un poco más a lo común, a experimentar lo que era no tener cientos de billetes apretados y olvidados en un abrigo. Y realmente era difícil.

Totalmente difícil.

Sin importar cuantas veces lo intentara se encontraba dando pasos torpes. Por ejemplo, había pensado que sería fácil guardar todas sus cosas en cajas para la mudanza pero después de dos días de trabajo y haber relegado muchas cosas a que se quedaran donde estaban, se dio cuenta que estaba adolorida hasta en partes del cuerpo que con ningún ejercicio hubiese logrado. Pero estaba satisfecha del resultado. Una mirada a su alrededor le demostró que había vuelto una gran habitación llena de objetos materiales en un lugar vacío y despersonalizado acaparado de muebles que no iba a necesitar. En los armarios aun había ropa de sobra, para vestir a tres o cuatro chicas más sin ningún problema. Tal vez debería hacer algo con todo eso antes de que sus padres lo incineraran como hacían con muchas cosas que ya no usaban.

Bien, no era novedad concluir que su familia tenía pésimas costumbres con el prójimo. Pero ella estaba cortando con todo eso. Porque no era otro eslabón en esa corrupta cadena. Pacifica sonrió, sintiendo un cosquilleo en su pecho. Si, estaba haciendo algo por ella misma, había estado construyendo ese momento desde hacía más de cinco años. Y ya era el momento de dar el paso final. Así que ese cosquilleo era ¿Orgullo? ¿Emoción? ¿Nervios? ¿Expectativa? Tal vez una mezcla de todo eso. No sabía si otras personas tenían por costumbre saber la hora y el día en que su vida cambiaría totalmente. Pero ella sí, porque todo estaba perfectamente coordinado. Por lo que tomó una mochila de color lila con flequillos y comenzó a bajar las gradas hacia el vestíbulo. Sus ojos estaban fijos en su celular, sabiendo que iba a buen tiempo. Pacifica lanzó un último vistazo sobre su hombro, mientras abría la puerta silenciosamente para no llamar la atención de ningún sirviente de la casa. Unos cuantos pasos más y la verja se abrió ante ella cuando el guardia la identificó. Aún tenía un par de segundos, así que se encaminó a la caseta del mismo. Aunque el hombre estaba atrás de un cristal oscuro se animó a hablarle ¿Cómo sería ese hombre? En todos esos años nunca había hablado con él...

- ¿Hola...?

- ¿Señorita Northwest? –la voz del hombre denotaba sorpresa.

Si, nunca había hablado con él.

Primer día «Gravity Falls» [One-Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora