Magia

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Había una vez en una aldea que rodeaba el río nilo, vivía una jovencita de tan solo 16 años, su melena era la envidia de todas las niñas del pueblo, era muy fácil para ella llamar la atención aunque esto le parecía muy vergonzoso, pero era parte de su personalidad. Por  sus ojos era fácil darse cuenta de su estado de ánimo, eran el reflejo de sus emociones; cuando Ana nació se convirtió en la bendición para su familia, lleno de regocijo la casa, le daba alegría a todo aquel que la rodeaba. Un buen día Ana jugaba en el río cuando de pronto en su mente visualizo un traumático accidente, que horas después sucedió en la aldea, para ella el hecho de haber visto semejante cosa causó un impacto muy fuerte en ella y las preguntas e inquietudes comenzaron a rondar su cabeza. De la noche a la mañana las visiones comenzaron a ser más claras y lo que para ella no tenía explicación comenzó a tener una repercusión muy fuerte en su familia. No solo presentía lo malo que iba a pasar sino que alertaba a sus vecinos de enfermedades de las que ella misma hacía los remedios, usando plantas y creando brebajes milagrosos. El rumor de que Ana ayudaba a los enfermos,a prevenir desastres y evitar accidentes llegó a oídos de otros pueblos. Y comenzaron a visitarla de lugares muy lejanos, y con ello a cuestionar cómo podía ser posible que alguien tuviera conocimiento y manejara el presente y el futuro con tanta precisión. Hasta que un día la visita un joven de solo 23 años, que estaba muy enfermo y  había recorrido todas las aldeas cercanas buscando la cura de su enfermedad, lo cual para él parecía imposible y ; las esperanzas de curarse cada vez eran menos. El momento en que se cruzaron las miradas fue mágico, el tiempo se detuvo, los pájaros dejaron de cantar, el río corría con más fuerza. Ana quedó impactada con tanta sencillez, los ojos de José eran de un negro tan puro cual ébano sin esculpir, de su sonrisa solo brotaba inocencia y ganas desenfrenadas de vivir. Ana no se explicaba porque le era imposible descubrir qué pasaba con Jose; el enigma de su enfermedad le parecía indescifrable, y con ello el remedio para curarlo. La salud de José se empeoraba con el paso de los días, a sus ojos se les apagaba la luz, su voz se torna incierta y sin fuerza, ya no quedaba tiempo. Ana lloraba a solas y no se explicaba porque a su amado no podía curar, sus visiones habían cesado, los remedios milagrosos ya no funcionaban, y era imposible prevenir ningún accidente. La magia había desaparecido, y con ella las esperanzas de salvar a su amor. Una noche lluviosa, cerro Jose para siempre sus ojos negros, Ana no encontraba consuelo, fue así como al amanecer volvió a sentir en lo más profundo de su ser que su magia había regresado. Desesperada gritaba al viento: -Conoci el amor, pero perdi mi magia.

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