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Al terminar mi turno quise llevar en mi auto a Jungkook pero dijo que trajo el suyo, así que partimos los dos juntos en sus respectivos autos hasta mi casa. Al llegar yo guardé mi auto en el garaje y él simplemente lo dejo en la acera.

-Woah Jimin, tú casa es muy bonita y espaciosa -miró hacia todos lados con mueca de asombro en su rostro- ¿vives sólo?

-Así es, mis padres están en Seúl por sus trabajos

-Ya veo

-Siéntate -me hizo caso y se sentó en el sofá más grande- ¿quieres ordenar pizza?

-Claro, ¿vemos películas?

-Si, busca lo que quieras. Yo ordenare la pizza, ¿cómo la quieres? -me dirigí hacia el teléfono-

-¿Mediana?... De extra queso con pepperoni

-¿En serio? -reí- siempre ordeno esa, es mi favorita -me miró y sonrió divertido-

***

-Jiminnie, ¿tienes miedo? -preguntó burlón

-¿Qué? No, para nada -crucé mis brazos tratando de mantener mi vista en la tv

-Jimin... puedo oler el miedo -se acercó a mi rostro. Bien... eso sí me incomodó un poco.-

-Que no tengo mied.. ¡AAH! -grité y comenzó a carcajearse- ¿Te burlas? mocoso.. -trataba de negar pero no paraba de reírse. Yo por un lado trataba de parecer ofendido e intimidante pero su risa era contagiosa así que me le termine uniendo.

-¡Es- espera! ¿qué- ha-haces? jajaja pará... no cos-quillas no -antes de que pudiera hacer algo me lancé sobre él tocando e hincando mi dedo en sus costillas, con cuidado para no hacerle daño. Él no paraba de reír y retorcerse al sentir el tacto de mi dedo, le costaba respirar así que me detuve un poco pero tomé sus manos y las lleve sobre su cabeza, de modo que no tenga escapatoria - Casi.. casi muero.. por tanta risa -dijo agitado, tratando de recuperar aire-

-Jungkook...

-¿Mmh?

-¿Alguna vez te dijeron lo hermoso que eres? -él desvió su mirada y sus mejillas tomaron un tierno tono rosa en ellas- porque lo eres -confesé. ¿Cierto tono rosa? ahora era completamente rojo, intentaba ocultar su rostro pero no podía. Dios, era tan tierno y a la vez tan poco inocente. Yo ya no me resistía. De a poco fui acercándome a sus labios, vi como él cerraba sus ojos así que no dude más y lo besé.

Dios, este chico... ¿que es? ¿es un pervertido o un bebé tierno, o un experto besador?... ¿qué? Tal vez, es un pervertido bebé tierno que besa extremadamente excelente.

De a poco el beso se volvió más profundo, abrió su boca para que mi lengua pudiera tener acceso a toda su cavidad bucal hasta encontrarse con su lengua y así comenzar un guerra interminable entre ellas. Comencé a sentir su sutilmente marcado abdomen bajo su camisa, acariciando de arriba hacia abajo este. Me detuve a desprender los botones su camisa con él ayudándome a despojarme de la prenda que en este momento sólo molestaba, volví a atacar su boca mientras él con sus manos exploraba cada centímetro de mi torso por debajo de mi camisa, me la quitó y enrollo sus brazos alrededor de mi cuello al igual que hizo con sus piernas en mi cintura, lo levanté tomándolo por los muslos y comencé a dirigirme con él hacia mi habitación chocando contra las paredes y aprovechandolas para inspeccionar su cuello y dejar marcado cada zona que mis labios tocaban.