Entre ella y tu

Entre tu y yo

En aquel día lluvioso caminabamos tú, yo y él bajo el único paraguas disponible, increíble saber que el dueño era él.

Jamás imagine que fuera un chico así, tan precavido y bueno, quizá por eso lo miras de esa forma.

Esa misma mirada que reconozco en mi, esa mirada cargada de sentimiento es la que yo te doy a ti.

Y tu solo sonríes y pasas de ella.

Esa mirada que tú me das no es más que de fraternidad, pero aun así me niego a rendirme, mas tendrás tu espacio y yo seguiré esperando paciente el día en que puedas verme como lo ves a él.

Esa mirada diferente a una simple admiración es lo que quiero de ti.

Esa mirada que me hace envidiarlo cada que fácilmente obtiene tu atención, en cambio yo, tengo que hacer mil y un malabares para que puedas notarme.

Y aún asi, le admiro.

Y eso es lo que más me entristece, es como admirar al creador de la bomba nuclear.

Yo admiro al chico que tiene la completa atención de la persona que yo amo.

Lo admiro por su valor.

Y lo aborrezco por su suerte.

Pues con cada mirada tuya ganada mata un trozo de esperanza a alcanzar tu corazón.

Cuantas veces he querido enfrentarme a él, cuantas veces he querido decirle que se aleje de ti para poder al fin estar juntos, pero no me atrevo.

Él no lo merece.

Quisiera que fuera el chico problematico, egocéntrico y orgulloso que es academicamente, pero cuando se trata de esta tonta guerra que he creado, él no es así.

Al contrario, simplemente me deja ganar.

Y no sé por qué.

Sé que te quiere de la misma forma que yo a ti, puedo notarlo en su forma de hablarte, de saludarte, de mirarte, de sonreírte, de hacer caso a todo lo que digas.

Quizá quien te quiere más es él.

Increíble que fuera ella, la chica de lentes y cabello trenzado, quien se acercó pidiendo ayuda para ustedes dos.

Ella también es consciente de los sentimientos que tienen y sin embargo mi respuesta fue un rotundo NO.

Se lo hice saber y pedí que le dijera a él que no me rendiría hasta conseguir tu cariño.

Y eso solo lo hizo aún más difícil, Nagisa.

No entiendo porque Karma no ha hecho nada para evitarlo, al contrario, es como si él quisiera que termináramos juntos.

No sé qué clase de plan sea, pero al irse en medio de esta torrencial lluvia dejándonos bajo la protección de su paraguas me hacen admirarlo una vez mas.

Y odiarlo de igual forma.

¿La razón?

Porque tú ahora observas como se va y esa mirada triste en tu rostro desea que regrese a tu lado.

Mientras yo te miro a ti.

Aún con esperanza de que puedas algún día corresponder mis sentimientos.

--Lo siento, Akari-- dices y no hace falta dicer porqué.

Lo entiendo.

Yo jamás seré él.

Me queda claro.

--Ya lo sabía-- contesto con una sonrisa y  entonces me miras.

Esa mirada fraternal que estoy dispuesta a aceptar.

Y sé ahora que las esperanzas de que llegues a amarme de la misma forma, pueden irse.

Entre tú y yo no hay más que una hermosa amistad.

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