Mi cumpleaños

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Faltaba poco para mi fiesta de cumpleaños. Estaba sentada en mi cama con un vestido muy hortera para mi gusto, era de color rosa chillón que me llegaba hasta los pies, con un lazo transparente en la cintura que me apretaba mucho y qué decir del peinado, que era un moño súper ajustado con un poco de purpurina, además me obligaron a llevar corona como si fuera una princesa.

Mis padres se habían aferrado a la idea de hacerme una fiesta pero se pasaron, no me dejaron elegir el vestido ni tampoco invitar yo misma a mis amigos , ellos lo hicieron todo. Estaba decidido, el peor cumpleaños de mi joven vida.

-Hola cariño... ya están todos, tienes que salir -dijo mi madre que acababa de entrar por la puerta cerrándola estrepitosamente de un golpe.

-Sí, ya voy -respondí sobresaltada-. ¿Me dejas un rato sola, mamá?

-Oh claro, no te demores mucho mi cielo. Estás muy guapa.

-Gracias...

Un momento de relajación no vendría mal ya que iba a ser el ridículo.

-Relájate Diana, solo serán unas horas... -me dije yo misma.

Mi madre estaba detrás de la puerta cuando decidí salir. Al parecer ella estaba tan nerviosa como yo cuando la vi. Las dos lanzamos un suspiro, nos cogimos de la mano y bajamos lentamente al salón. Y allí estaban todos, con vasos de refresco en la mano saludándonos alegremente. Mi corazón se puso a mil por hora y noté como mis piernas comenzaban a temblar, aún así traté de no parecer agobiada. Al fondo del salón había una mesa con muchos bocadillos, dulces y refrescos. En los que estaban mis compañeros de la clase de Religión guardando disimuladamente bocadillos en una bolsa negra. Donde antes iba la televisión había un pequeño escenario con una banda del instituto tocando mi canción favorita: Asleep - The Smiths.

Me decían: Feliz cumpleaños, Diana. Que lo pases bien. Espero que lo estés disfrutando. Tus padres son la leche. Me encanta tu fiesta... Y la verdad es que no sé porqué eso me hacía sentir mal, a mí no me gusta que me hagan fiestas o que me feliciten muchas personas. No merezco la admiración de nadie. Mi madre se había separado de mí porque tenía que darle el aviso al presentador para que oficialmente comenzara la fiesta. En fin, en las decoraciones mis padres se habían esforzado mucho pero en mi vestido no tanto.

-Tres, dos, uno -comenzó el presentador comprobando que el micrófono esté bien-. Damas y caballeros, hoy estamos aquí presentes para celebrar el cumpleaños de nuestra queridísima amiga... Diana. Unos fuertes aplausos para ella.

Uno de los invitados me dio un empujón para que subiera al escenario. Todos aplaudían y gritaban por mí, pero en un momento se hizo el silencio. Yo no sabía lo que pasaba. Al mirar el escenario vi a un grupo de jóvenes vestidos de negro y cada uno de ellos llevaba consigo una cadena plateada con una calavera. Dos mujeres y tres hombres. Una de las chicas llevaba un anillo muy deslumbrante con la letra M grabada, tenía el pelo corto y su complexión era normal. Los tres chicos murmuraban entre ellos ocultando con las manos sus labios como si estuvieran planeando algo malévolo ¿Será una de las sorpresas que tenían mis padres para mí o no tenía nada que ver? Todos, incluida yo, empezamos a aplaudir por la "sorpresa", creía que se iban a presentar o algo pero ellos se quedaron sonriendo sin decir una palabra. La chica del anillo me lanzó una mirada poco simpática y luego me guiñó, hizo una seña a uno de los chicos para que hablara.

-¿Yo, por qué? -musitó- Hola... hemos venido a secuestrar a Diana... La fiesta es agradable pero la necesitamos... Ella no es la única, así que con vuestro permiso... ¡Nos vamos!

Vi como la chica del anillo se movía con una gran agilidad y rapidez impresionante, mientras sus otros compañeros se iban a un lugar apartado del salón. Estaba tan asombrada que me quedé paralizada al igual que todos los presentes. Ella me cogió la mano con mucha fuerza y me obligó a ponerla encima de su collar, susurró algo que no logré entender. Por un momento creí que todo era un sueño en el que no había despertado, todo se nubló y me dolía mucho el cuerpo, no sabía porqué. Al instante aparecí junta a ella en una especie de cueva poco iluminada por las antorchas y segundos después aparecieron los que venían junto con ella. El lugar era muy escalofriante y no te aportaba buenas vibras, más bien lo contrario, en ese sitio sentía que desde ahora en adelante todo iba a salir mal y también sentí que lo que estaba viviendo no era un sueño.

-Bienvenida Diana. Me llamo Luna y este será tu nuevo hogar. Mike te acompañará a tu habitación -dijo ella señalando a Mike con un dedo para que yo sepa quien era-. ¿Tienes alguna pregunta?

-¡Yo no pertenezco aquí! ¿Por qué me han traído?

-Claro que perteneces aquí -dijo ella siendo muy distante conmigo-. Y te hemos traído por esa razón, tu vida no pertenece con la de los humanos. Entiéndelo.

-¡Pero yo quiero estar con mi familia!

-No puedes. Mike, por favor.

-Diana... acompáñame, te llevaré a tu... -dijo él tímidamente.

-¿De qué va todo esto? ¿Cómo hemos aparecido aquí de repente y por qué no pertenezco a los humanos? Esto es absur...

-Mañana explicaremos lo que quieras pero ahora todos estamos cansados, Mike te acompañará a tu habitación, no hay nada más que decir. Buenas noches -interrumpió ella al escuchar que mi tono de voz iba subiendo cada vez que hablaba.

Ni modo pensé. Fui junto con Mike a mi habitación. Quería dormir para despertar y saber que todo esto era una simple broma y no la realidad. La habitación era un espacio pequeño con lo esencial para vivir: una cama, una cocina y un aseo. Lo raro es que no había ventanas <<Estás en una cueva idiota>>, parece ser que después de todo lo era.

-Diana... hoy es la presentación, tenemos que ir al comedor.

-¿Presentación de qué? -pregunté asustada.

-Hay más personas como tú aquí. Hoy debéis presentaros y mañana será la explicación de porqué habéis llegado. -dijo Mike hablando rápidamente que al final se quedó casi sin aire.

-Seguramente esto sea una broma. Ya me devolveréis con mi familia - dije poco convencida.

-Con... todo el... respeto del mundo: debes meterte en la cabeza que de verdad estás viviendo esto y de que ya no volverás a verlos. Lo digo en serio.

-Tonterías. Bueno vamos ¿no?

- Vale pero no seas terca... más adelante.

No sé a qué vino eso pero ahora no estoy segura de lo que vaya a pasar. Tengo recuerdos confusos de cómo llegué a parar a este lugar. Extraño a mi hermano, extraño a todos los que quiero. Una sensación de vacío me inunde, me quedo pensando por un rato en los recuerdos bonitos que viví con mi familia. No son muchos pero fueron inolvidables.

No Somos Personas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora