Trazos de Vida

Te Recuerdo

Recuerdo que ese día era muy especial. Quizás no era para mí, pero para ella sí.

¡Demonios!

Claro que también fue muy especial para mi, pero entre tantos recuerdos no me decido.

Su cara sonriendo de emoción. Siempre sonreía. Podría estar pasando por el peor momento de su vida, mas su sonrisa no se iría. ¡Era tan genuina!

Sus ojos llenos de emoción que aunque fuera de un color café común, para mi eran los únicos del universo. Estaba igual que yo: llorando de la emoción. Se veía espléndida caminando hacia mi en brazos de su padre.

¿Ella se recuerda de ese momento?

La miro cuidadosamente. No, no lo hace, hay una línea recta en su boca, ya no sonríe más. ¿Desde cuándo dejó de hacerlo?

Seguramente dejó de hacerlo desde hace tiempo y yo no quise darme cuenta... Todo se veía tan perfecto. ¡Todo era perfecto!

Y ahora míranos aquí, delante a un juez, junto a nuestros abogados, esperando para firmar un papel que separaría y marcaría nuestras vidas para siempre. Titubeé para firmar y puse el bolígrafo hacia un lado. Tenía que hacerle la pregunta que mi mente se formula desde que llegué hasta aquí.

—¿Te acuerdas de nuestra boda? ¿Recuerdas lo feliz que estabas? — La miré a los ojos. Ya no había amor en ellos.

—Aquellos tiempos eran diferentes. Firma y acaba con esto de una buena vez. — Dureza. Así la describía ahora. No sonrisas, no alegría.

Firmé y cerré un pacto de amor que juré servir hasta el lecho de mi muerte; le di fin a algo que pensé que sería para siempre.