Me perdí entre las sábanas. Aún podía notar su aroma. Di vueltas por la cama en un intento de evadirme de la realidad. Retumban sus palabras de despedida, de su abandono. Sollozo como un animal herido. No podré, ni querré enfrentarme al nuevo día. A la realidad. Pasan inexorablemente las horas, y me encuentro hundida en un rincón. En estado de letargo, enciendo la radio y mil lágrimas brotan al escuchar las primeras notas de la canción que habíamos bailado tantas veces.