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Fue la noche del terremoto. Como siempre, habían
compartido un cigarro. Luego él se levantó de la cama y buscó
la ropa dispersada por el suelo. Se estaba vistiendo cuando
empezó a temblar. Momentos después quedaron en una
oscuridad absoluta, abrazados junto al marco de la puerta,
mientras la tierra todavía oscilaba suavemente como un barco
sobre el mar. Ella, aún desnuda, se dejó deslizar hacia el suelo
hasta quedar sentada junto a sus pies, sin soltar sus brazos.
“Quédate, por favor”, le dijo. Y, por primera vez, él se quedó.

Santiago 100 palabras❤❤

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