Sapos con indigestión

35.2K 936 113
                                    

Capítulo 18

El autobús escolar nos había dejado frente al instituto hace unos veinte minutos. Brandon había dejado su auto estacionado en el aparcamiento junto con los de los demás. Ya me tenía cansada. No me dejó sentarme junto a Megan en el autobús porque podría tener una hemorragia interna de la que el doctor no se haya dado cuenta y puedo irme en cualquier comento. Patético.

 —Brandon puedo caminar sola. — gruñí por no se cuanta vez ¡Ya no lo aguantaba!

Sentía que me trataba como en vez de haber recibido un golpe de un chico me hubiera atropellado un camión y me rompió tres costillas, cinco brazos y nueve piernas—todo inexistentemente exagerado— pero así me trataba. Al principio me pareció tierno, pero ya se está pasando. Ni mis padres actuaban de esa manera cuando me caía de la bicicleta de pequeña. Incluso, me cargó cuando subí y bajé los escalones del autobús escolar, con todos mirándonos.

 —Solo quiero ayudar. — dice inocentemente. Pero lejos de sentir ternura sabía que ya mismo lo mandaría al diablo.

Entré a mi casa seguida de él. Subí a mi habitación cerrando de un portazo. Sé que no lo hace a mal y que no debería tratarle así, pero es tan insistente, tan ¡Ugh! Busqué mi pequeño componente de música y conecté mi iPod a este escuchando poniendo el volumen al tope, pero mi dicha duro unos poco segundos.

— ¿Quieres que te prepare algo de comer?— asoma media cabeza a través de la puerta sonriéndome como lo haría un vendedor de esos de aspiradoras. —Hay sopas instantáneas y me quedan riquísimas.

 El dolor de cabeza que tenía por el viaje se mesclaba con el mal humor de los insistentes cuidados de Brandon. Soy de esas chicas que cuando están de mal humor no miden palabras, y ofendo hasta que no queda nada que guardarme. No me enorgullece. Mucho menos lo que hice a continuación.

— ¡Estoy cansada de ti! De toda tu mierda de querer hacerte el buen chico conmigo ¡No funciona Brandon y ya no te aguanto, no soporto tenerte cerca! ¿Cómo no eres capaz de verlo? ¿Es que tu coso ya no funciona y por eso no tienes con quien dar un polvo y me persigues? ¡Pinta un maldito bosque y piérdete en el! — grité a todo pulmón como si mi vida dependiera de ello.

 — ¿Eso quieres?

 — ¡Por un demonio, es lo que más deseo en mi maldita vida! — vuelvo a rugir.

 El asiente con lentitud y a paso lento sale de la habitación. Escucho la puerta principal cerrarse y siento como mi corazón se encoge ¿Qué más hubiera podido haber hecho para sacármelo de encima? Muchas cosas, pero escogí la vía de escape más rápida y lastimera. No tuve tiempo para sentir arrepentimiento, una vez mi cabeza toco mi almohada me deje llevar por el hermoso trasero de Morfeo.

 —Savannah, vamos despierta.

 — ¿Qué, que sucede? — hablo somnolienta.

 —Ya es medio día. — dice esa voz femenina.

 — ¿Y?

—Has estado durmiendo desde ayer.

I Am The Queen (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora