No era lo más sencillo del mundo, ni lo más nuevo, de hecho, ya se había hecho. Así que, lo hice. Eran las tres a.m., empaqué mis cosas y salí por la puerta trasera.
En la esquina de la quinta avenida me reuní con Gaby, Melissa, Mary Lou y Vicky, hacía frío, así que todas llevábamos chaquetas de cuero. Caminamos tres cuadras hasta Gilby Stadium, junto con una muchedumbre de jóvenes. No todos los días llegaba Stillwater a Greenville, Alabama. Cuando llegamos, se nos hizo difícil entrar, pero lo conseguimos. Nos dispersamos para encontrarlos más rápido. Resulta que pasé toda la noche en banda, esperando en los corredores a que alguien me avisara de los muchachos. Como a eso de las seis y media de la mañana, las chicas ya habían cometido otra infracción en los cuerpos de esos chicos, así que se habían olvidado de mí. Un guardia de seguridad me encontró durmiendo en una banca, me preguntó si me había extraviado, pero una vez que me erguí, reconoció que era una groupie. Sí, era una groupie de diecisiete años, normalmente una groupie deja de ser una baby groupie hasta los dieciséis años, pero yo a esa edad todavía aprendía a mamar, aunque aún conservaba un poco de inocencia en mi rostro. Inocencia de desconcertada.
- ¡Cassie! ¡Cassie! - oí gritar a Melissa desde el fondo.
- ¡¿Qué?!- le grité alzando un brazo para que las demás me vieran, pero sólo Melissa y Mary Lou me avistaron y fueron hacia mí.
- ¡Oye! Te estuvimos esperando, ¿Dónde estabas? Te perdiste algo bueno.- dijo Mary Lou con una cara traviesa, mientras Melissa me acurrucaba con mi chaqueta.
- Ah, ¿Sí? - Respondí- ¿Qué tan bueno?
- Bebé, ya tienes diecisiete años, no podemos alcanzarte los dulces, ni siquiera reservarlos para ti, debes ir tú - dijo Melissa, mirándome fijamente con una mirada tierna ante mi cara de sueño matutino.
- O sea... Que estuvo bueno- Comenté.
- Pues... ¿Desde cuándo hay chocolates en Alabama? - dijo Mary Lou, desviando la mirada.
- Además la yerba la teníamos nosotras.- dijo Melissa.
- ¡Oye! ¡Es tu cumpleaños! - Soltó Mary Lou - Hagamos algo divertido.
- Pues.... por sus caras, más divertido que anoche, no pudo haber sido. - dije, mientras caminábamos hacía la salida.
En la mesa de un café, estábamos las cinco. Disfrutando de una buena bebida caliente, comiendo hot cakes, ellas estaban charlando sobre sus aventurillas de anoche y comparando bocas. ¿Yo? Yo observaba por la ventana tratando de olvidar la desastrosa noche anterior, en la cual dormí sola y en una incómoda banca de estadio. Entonces lo vi, un chico apuesto... La verdad no sé cómo describirlo, parecía un ángel traído directamente a mi infierno. Me miró por accidente y no pude quitarle la mirada de encima.
Las chicas decidieron ir a Nueva York a ver a Led Zeppelin en el Madison Square Garden, debíamos viajar en bus, son unas diecisiete horas aproximadamente, todavía quedaban unos cuantos días para el concierto, así que podríamos ver la ciudad. Tengo mis dudas sobre si iban por el concierto o por la banda, pero no importaba en realidad.
Nos hospedamos en un motel, a la salida de Greenville, camino hacia Nueva York. Despierta a la mitad de la noche oí una voz en el pasillo, me pareció la voz perfecta para un cantante. Entonces salí y lo vi, charlando con un amigo. Al cabo de un segundo su amigo se fue y él me habló.
- Hola, lamento... Haberte despertado... Yo... Tengo problemas para encontrar mi cuarto- dijo lanzando una pequeña risita tierna de vergüenza.- Soy Peter Cross - añadió y me estrechó la mano.
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Rosas y Espinas
Teen FictionDiferentes historias, la mayoría referidas al Rock N' Roll...