Vida y Muerte

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La Muerte entra silenciosamente por la entrada de emergencias del hospital. Sus ojos sin iris ni pupilas viajan por todo el lugar, observando en silencio como las personas van y vienen apresuradamente, puede ver la desesperación y la agonía en sus rostros y la poca esperanza que brilla en sus ojos. Suelta un suspiro pesado lleno de pesar por aquello. Y pensar que se llevara a gran parte de los familiares y amigos que ahí se encuentran.

Odia las consecuencias de su trabajo.

Avanza hasta una de las habitaciones de aquella enorme instalación de paredes blancas y pisos relucientes. Entra sin ser notado, escucha los gemidos de la madre al hacer fuerza en medio del parto. Ve al padre aun lado de su mujer tomándole la mano, ambos parecen cansados. Los doctores hacen su trabajo de todos los días, acostumbrados a esas cosas.

Al otro lado de la habitación nota la presencia de otra figura. Sus ojos se abren al divisar a la Vida esperando paciente a que nazca aquel crio. Se le acerca, pasando de aquel montonal de gente. Los ojos brillantes de color rosa pastel de ella se clavan en los suyos y en cuanto lo hacen, el pesar se abre paso en su mirada.

—Hola— Le sonríe la Muerte con timidez plantándose junto a ella.

—Hola— Le responde con una sonrisa causando que él suspire enamorado. — ¿Por quién vienes?—Pregunta la Vida posando sus ojos en la pareja, se acomoda su largo y blanco cabello a un lado.

—Por la madre.

—Aun no nace el bebé

—Lo sé, tiene aún tiempo así que aún no me la llevare. Dejare que por lo menos cargue a su hijo.

— ¿No puedes hacer como que nada pasa?— Le mira con suplica y él siente ganas de hacerle caso a su petición a pesar de que sabe que no puede hacerlo.

—Lo siento, mi vida. — Niega lentamente con la cabeza desarreglando su cabello negro.

Ante esto, ella no hace más que mirar el suelo con tristeza.

Él la mira detenidamente, hace tiempo que no se encontraban. Observa fascinado su belleza. Su piel algo tostada, su cabello largo blanco como cascada con raíces castañas. Sus ojos brillantes con pestañas curveadas. Aquel vestido de múltiples colores no le favorece en nada a su figura pues él sabe lo bien atribuida que ella esta.

¿Cómo puede estar tan enamorado de alguien tan diferente a él?

Mira su mano de piel pálida con intriga, después toma su cabello negro como el carbón, se toca la cara delgada que tiene. No, comparada con ella, él no es para nada atractivo.

Con mucha razón todos la prefieren a ella.

— ¿Hace cuánto que no nos vemos?— La pregunta de la Vida le saca de su ensimismamiento

—No lo recuerdo, pero estoy seguro de que fue hace mucho tiempo. Sé que no estas feliz de verme. —Afirma con cierto dolor en su voz, sin embargo le sonríe cuando ella le mira.

—Estoy feliz de verte, pero no en estas circunstancias.

—Realmente lo siento.

—No te disculpes, es tu deber. En realidad no estás haciendo nada malo. Sin ti, yo no puedo existir. — Afirma ella con un brillo en sus ojos indescifrable.

Al escucharla, la Muerte no puede evitar sentirse alegre. Sabe que lo dice por su deber pero para él, esa simple frase tiene un significado más profundo que eso.

—Que la gente se vaya contigo es algo natural. Nadie puede evitarlo, ni siquiera tú, ni siquiera yo.

—Sí, pero las criaturas que dejo sin amigos ni familia, que sufren por su partida. No es algo bueno. Te diría que con el tiempo esto se volvió fácil pero sabes que soy malo para mentir.

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