Hasta ahora me acuerdo de su mirada, con rasgos de una persona arrogante y unos profundos ojos marrones. Tal vez lo oscuro de su alma era reflejado en su negra cabellera que le llegaba hasta sus caderas y le daba un aspecto fantasmal, lo cual era realmente absurdo ya que entre ella y yo, el zombie era yo. Me animaba de una manera distinta a los demás, a veces me pegaba cuando me burlaba de su apariencia y hablábamos estupideces juntos que sólo los mejores amigos entienden, amaba estar con ella, divirtiéndome siendo tal y como soy.
Hasta ahora me acuerdo cuando la conocí; pero, a decir verdad, no sé como rayos llegamos a ser tan buenos amigos. Casi inseparables, riendo la mayor parte del tiempo. Yo le contaba mis líos amorosos con novia, y ella me aconsejaba como la amiga forever alone que sabe todo sobre el amor y que nunca en su vida tuvo pareja.
Fue en el quino de Pamer, todos acordamos ir y pasarla en grande. En ese entonces, yo había terminado con Rachel al cansarme de todas sus mentiras las cuales no me gustaría entrar en detalle. La invité ir conmigo a la fiesta. Sus ojos se iluminaron y me dispararon con una sensación de arrepentimiento y es que, yo la invité como mi amiga y no como algo más.
Yo no lo sabía entonces, pero ella estaba completamente emocionada, Jasper me contó que compró un vestido carísimo de diseñador, lo cual me deja extraviado ya que ese no era su estilo. En cambio yo, chateé con mis amigos hasta la noche cuando la ví conectada. Quise hablarle, aunque sabía que era algo estúpido hablarle luego de cortar lo nuestro. Pero no podía, la extrañaba... Extrañaba sus besos y sus abrazos, sus caricias y hasta sus mentiras. La recogí y la llevé conmigo olvidando a mi mejor amiga.
Quizás mis labios quedaron secos después de los tantos besos que nos dimos. Pasó por mi mente la imagen de mi amiga, plantada esperando mi llegada; pero, ¿qué podía hacer? Rachel era mi enamorada y la que sería mía esta noche.
Lo peor es que, cuando Rachel me dejó para ir al baño, la ví. Estaba con un minivestido negro que cambiaba a plateado al cambiar la luz reluciendo su, no mostrada antes, esbelta figura. El escote hechaba fuego (no literalmente XD), y dudé si me quedé boquiabierto o si sólo era mi imaginación. Un chico pasó por su lado mirando disimulado sus pechos y silbó, eso me subió la temperatura y sentí como mi sangre se volvía plomo dentro de mí, contuve mis ganas de golpearlo, pues eso sería muy obvio.
Pasó y pude notar una lágrima que caminaba sobre su rostro cambiando de color conforme el de las luces. El corazón se me paró. Mi novia regresó y canción tras canción la convencía para que conmigo se convierta en mujer. Era un poco áspera con sus respuestas; pero, con los tragos, eso cambió. Juro que mi amiguito estaba preparado para despegar.
Se había ido al baño de nuevo y la seguí con la mirada, contemplando sus curvas. Ví a mi amiga salir, pero dio media vuelta y entró, como si hubiese olvidado algo. Una nueva Rachel retocada se sentó en mis piernas.
—Ya sabes que hacer —susurró y lamió mi cuello, encendiendo cada célula de mi cuerpo
Bajamos al estacionamiento corriendo y teniéndonos de la mano, nos metimos en el carro de mis padres.
—Ven a mí —llegué a escuchar
Bajé la cremallera de su vestido, empezamos suave al igual que sus palabras, lo cual me pareció extraño. Nos acomodamos y pasé mis manos sobre sus caderas desnudas. Al morder sus labios, con las yemas de los dedos sentí un hueco húmedo, lo ignoré. Su cabello era suave, pero no me importaba, lo único que quería era poseerla. Sus pechos eran mi almohada y sentí deseos de morderlos. Ella jugaba con mi cabello, lo ondulado lo había sacado de mi mamá, muy mala idea recordarla ahora.
Uno... dos, uno... dos, todo este era tan... placentero. La incomodidad del carro enrojeció su sutil trasero. Se me escapó una palmada y ella dio un gritillo ahogado. Jale de sus cabellos y la monté, no sé como pero esto sólo fluía. Lamí sus pezones y las apretujé, toqué sus piernas y las abrí aún más. ¿Un juego?, tal vez. Cosquilleos en mi dorsal, empujó delicadamente mi cabeza sobre su ingle y parecía lamerla como una paleta. Se colgó como un animal sobre mi cuello y puso sus pechos en mi rostro dándome más fuerza para ejercer, ritmo constante que mas que una canción, era un poema. Ella tendida, yo encendido. Era un desastre, un desastre planeado.
—Recorre el lago... que hay dentro dentro de mí
¿Dónde había escuchado eso? Ahora lo recuerdo.
Ellas se fueron y no volvieron nunca más. Bueno, a Rachel le fue mal. Encontraron su cuerpo en una de las puertas de los baños. Personas afirmaron que ella había entrado pero no se le había visto salir. Mi amiga no iba al colegio y no supe más de ella.
Cuando me citaron para rendir declaración, me mostraron una foto del cadáver, noté algo que nadie vio. Rachel tenía el vestido negro de ella. Era de mi amiga. Tuve miedo y a la vez ganas de morir. ¿Con quién demonios estuve aquella noche?
Pasaron meses, recordé cuando ella nos contó un día que una chica se había suicidado ahogándose en el lago que quedaba a un kilómetro y medio de mi casa. Fui allá, sin propósito alguno.
Respiré sus aires y caminé a su alrededor, ella mencionó eso por algo. Mi subconsciente me lo advirtió el día de la foto. Me quedé parado en el puente y poco tiempo después, me senté. De pronto, cargadas nubes negras se agaloparon en mi pecho, tuve miedo.
—Regresé, mi amor —sentí una mano sobre mi hombro
Ahora, mi amiga y yo, estamos juntos. Ahora... y siempre.
ESTÁS LEYENDO
Cuentos de Miedo
Short StoryUn grupo de amigos cuentan relatos de miedo a luz apagada y una vela en medio. Vania, Ben, Angel, Stevie y Annie, tendrán que contar cinco historias de miedo. Leyendas urbanas, hechos reales, historias inventadas; todo cuenta para una noche de terro...