Prologo.

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Y le dije adiós con lagrimas, no en los ojos, si no lagrimas internas, ¿saben? de esas que nadie ve, nadie juzga, nadie siente, solamente tu. Pero a pesar de eso sonreí, le desee la mejor suerte, exagero un poco soy muy dramática y melancólica; el se dio cuenta que ya mis ánimos estaban extintos, ya no quedaba vida allí en mi ser, mi alma había salido a dar un paseo por nuestros recuerdos, nuestras peleas,nuestras dichas, nuestra casualidad, pero lo que el no sabia era que se iba sin yo confiarle algo, preferí callármelo, creí que el lo sabría con solo ver mi actitud.

El siguió su camino sin ver hacia atrás, no solo ver hacia mi, si no hacia su seres queridos, siempre en mi fondo he pensado que es poco duro con el mismo, merece todo el amor que existe, es buena persona aunque algo exasperante, pero el que lo quiere aguanta su impertinencia, yo quería correr detrás de el y decirle quédate, pero no se iba de mi vida, solo estaría algo ocupado durante un largo tiempo y yo solo pasaría a ser un caso secundario, tampoco creí que sus palabras fueran ciertas, que en verdad el cruzaría esa puerta, y le diera un cambio de 160 grados a su vida y a la mía.

Ya el no estaba allí,  la gente se marchaba a  percibir su futuro, en serio solo podía pensar en nada, porque en mi cerebro no había ninguna neurona que me ayudara con ese problema, ni algunas experiencias vividas podían ayudarme en este reto, esta prueba, este gran y completo cambio tan esperado que me agarro desprevenida para soportar semejante paliza que me daba la vida, porque el tiempo pasa muy rápido, solo podía respirar porque sabia que el lo estaba haciendo a pesar de saber que le esperaba tiempos difíciles y aun peor porque el estaría solo. El allá y yo aquí, solos pero juntos a las vez.

 Solté un suspiro y ya no aguantaba mas conmigo misma, repitiéndome en mi cabeza ¿porque tengo que ser así? tan pesimista, debería de pensar que todo sera mejor para todos, tanto para mi junto a el, eran solo 31 días sin saber absolutamente nada de el, lo que piensa, incomoda, lo que quiere; en medio de mis pensamientos recuerdo la carta que le escribí, en verdad esperaba que el la leyera cuando sintiera que en esos 31 días yo lo defraudo o que no puede mas, era cuestión de esperar ya había pisado los suelos rojos, nuestro destino estaba cobrando nuevas expectativas. 

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