Al día siguiente me desperté y actué como si solo hubiera sido un mal sueño, me fui a bañar despues de que sonó mi alarma, de nuevo noté las lineas de la otra vez pero en esta ocasión las lineas eran mas extensas, pero de nuevo no les hice caso.
Salí de bañarme y fui a desayunar, y para mi sorpresa no había nadie, me entristeció saber que en realidad me dejaron mis dos padres, me preparé mi desayuno, me fui a la mesa y lo comí, en lo que desayunaba llegó el autobus de mi escuela, así que me terminé rápido el desayuno.
En el autobús me encontré a Ángel, de nuevo.
En realidad no le puse mucha atención ya que, pues, me quedé sin padres y yo no me podía concentrar en nada.
Empecé a reaccionar cuando Damián se dio cuenta de que estaba distraido.
– ¿Qué tienes? – dijo Damián
– No, nada.
– Se ve que tienes algo.
– Bueno es que me acabo de quedar huerfano.
– ¿Porqué lo dices?
– Mis padres se fueron.
– ¿Así como así?
– Si.
Noté como si me quisiera decir algo pero no me dijo nada, se lo guardó para sí mismo.
Sonó el timbre de cambio de clases, y en eso entró un chico sospechoso con el profesor de literatura, no entendía por que estaban entrando tantos alumnos nuevos a mediados de curso, pero no le di importancia.
Cuando el profesor nos estaba hablando de Charles Dickens yo decidí sacar mi cuaderno, y el alumno nuevo hace lo mismo, cuando terminé de escribir el título, solo sentí una gran explosión.
Desperté, estaba lleno de polvo, intenté levantarme pero no pude, tenía un inmenso dolor en la espalda y piernas.
A lo lejos vi que dos figuras se acercaban a mi, ambas me dijeron al mismo tiempo:
– Levántate
Esas voces las conocía pero no ubicaba de donde eran.
– No puedo es que me duele todo el cuerpo
– Agh– dijo la voz tediosamente– Dame la mano
Me levantó sin ningun esfuerzo y me empezó a dejar de doler.
– Gracias– En ese momento me di cuenta de quienes se trataban– ¿Ángel?
–¿Si?
– ¿Como estas tan limpio y sin heridas?
– Ah es que...–Damián lo interrumpió
–No te lo podemos decir aún, pero ten la certeza de que estando con nosotros estarás bien
La verdad me me cuesta confiar, pero no me queda nada
– Esta bien, pero ¿Podemos quedarnos en mi casa?
– Si, está bien– dijo Ángel