Una profecía por cumplirse.

Lo odio, maldita sea lo odio tanto que me consume. Si me hubiesen preguntado hace algún tiempo si podría odiar a William, habría respondido ofendida diciendo un rotundo NO... Pero como todo las cosas cambian y dan un giro de mierda, uno que ni en sueños te atreverias a imaginar; Jamas había pensado lo cierta que era la frase "Del amor al odio solo hay un paso".Pero últimamente me he dado cuenta de que muchas cosas que creia no eran como yo pensaba.

Suelto una risa amarga y me veo al espejo de la habitación en donde me encuentro. El maquillaje me hace lucir mayor y mucho mas llamativa. Se que los hombres me desean, he visto sus caras babeando por tener un trozo de mi; al menos eso logra subirme un poco mi ego herido, aunque claro que después me siento como una puta vendida.

Sigo mirando mi reflejo y una parte de mi dice: Gilly que demonios estas haciendo?, como pudiste dejar que el amor por un hombre te volviera en esto; eres mucho mejor que esto, vales mas y si abrieras los ojos y sacaras la cabeza del agujero donde la metiste te darías cuenta que esto es un JODIDO grave error.

Sacudo mi cabeza e intento ignorar esa voz, me acerco a la cama, tomo mi bolso y me dirijo hacia una disco que queda a unas calles del hotel. Al pasar por la recepción veo como todos los hombres, incluso los que trabajan allí, se quedan viéndome. Es una sensación placentera y dolorosa a la vez.

Mientras camino por las calles me pongo a pensar como fue que se hizo tan importante para mi la atención que me den los otros hombre y mis conclusiones siempre van a lo mismo: Soportaste tanto rechazo que quieres sentirte deseada.

A veces en la mañana me despierto e imagino que lo que paso no es real, que las imágenes de mi cabeza son producto de una simple pesadilla. Aun me parece imposible que William, la persona que mas amaba y la única en la que confiaba totalmente, se hubiese metido en una especie de orgía, con las únicas amigas normales que tenia. Eso había sido un golpe bajo. 

El siempre fue un promiscuo y por mas que intentara controlarle siempre había alguien en su cama: solo que eran chicas sin cara y eso lo hacia mas llevadero, se que es patético, pero al menos se que ellas no significaban nada ni en su vida, ni en la mía.

Incluso tenia la esperanza de que cuando le demostrara lo madura que soy el iba a ver que yo era toda una mujer, dispuesta a amarlo y a hacer todo por el.

Pero ese día algo en mi se rompió, es como si hubiese sido engañada por un espejismo y en ese momento vi que no era mas que una ilusión que se desvanecía ante mis ojos. Vi por primera vez lo que todo el mundo me advirtió, lo que no quería ver porque el amor me tenia cegada. Al mujeriego de William.

Pero ahora es diferente, se que soy una mujer hermosa digna del deseo de una hombre. Se que no tengo que mendigar para que me quieran, porque la persona que me tenga sera afortunada....

Lastima que a veces esa resolución no sea tan fuerte.

Esta noche voy con un vestido negro que me llega a medio muslo y me siento hermosa y poderosa; es algo embriagador y aunque sea efímero, es mejor a nunca haberlo sentido.

Llego a la discoteca y veo que hay una fila en la entrada, inmediatamente hago una mueca pero veo como el guardia de la entrada se queda viéndome. Sonrió y voy hacia el sacudiendo mis enormes pestañas haciéndole ojitos. Cuando me ve llegar  sonríe coqueto.

- Hola hermosa - Le lanzo mi sonrisa mas grand y juego un poco con mi cabello.

- Hola guapo, me quedaría hablando contigo pero mira la fila que hay - Hago un puchero mientras señalo la entrada.

- Yo podría ayudarte a entrar fácilmente - Dice con aire suficiente, yo me hago la tonta y pongo una mano en su brazo.

- Enserio me ayudarías? porque haría lo que fuera por entrar sin hacer toda esa fila.- Intente parecer convincente, ya que los hombres reaccionan siempre cuando se menciona algo mas. No es que fuera a hacerlo.