Choi Seung Hyun se terminó de vestir para asistir a la muy aburrida junta que tenía muy temprano en la mañana. Caminó tranquilamente hasta la cocina, donde su mujer lo esperaba con el desayuno ya listo.
- ¿Te quedas a desayunar? - preguntó servicialmente.
- Algo rápido está bien. - su esposo le dio un beso casto en la mejilla y tomó asiento, sirviéndose lo más rápido posible. Ella terminó de servir el té y se sentó frente a él.
- Hoy vendrán los compañeros de Min Hyuk, no lo olvides. Se quedarán a dormir para levantarse muy temprano mañana para llegar al partido puntualmente.
El castaño volteó sorprendido. Había olvidado por completo el compromiso. Un cosquilleo se alojó en la boca de su estómago. - De acuerdo. ¿A qué hora vienen?
- A las 7 de la noche. Harán mucho bullicio, no hay problema, ¿verdad?
Por supuesto que no había problema.
Su hijo de 16 años era sumamente inteligente, de buen carácter, atractivo y un excelente atleta. Durante toda su vida había entrenado diferentes deportes y destacaba en cada uno de ellos. Basquetbol, fútbol americano, rugby, y la disciplina sugerida por los abuelos, jiujitsu. En éste último deporte había conocido a Lee Seung Hyun. Al llamarse como él, había despertado tanto en él como en su esposa un cariño inmediato. El muchacho y Min Hyuk eran inseparables desde los 11 años y lo habían visto crecer. Y ahí erradicaba el problema.
Lee Seung Hyun era un muchacho que le daba problemas.
Choi tenía muy en claro que los hombres también le atraían. Y mucho. En su adolescencia había tenido caricias y tocamientos intensos con algunos compañeros y en la universidad tuvo un amigo con derechos que le brindaba mucho placer. Pero lo más cómodo para él era estar con una mujer que lo complaciera y, sobre todo, le diera niños. Nunca había sido cruel con su esposa, pero Eun Jo había estado muy de acuerdo y sabía desde el principio que Choi se había casado con ella solo para tener hijos finos y bellos, no para quererla. Sus tres hijos eran su mayor orgullo y en eso coincidían y tenían un acuerdo los dos, ella disfrutaba de su comodidad económica y estatus, él de cumplir con las reglas de la "sociedad de bien". Cada quien hacía su vida como deseaba, él tenía encuentros discretos y bastante esporádicos con personas cariñosas y ambos estaban de acuerdo en eso. Una vida tranquila y sin sobresaltos. Hasta que Min Hyuk se convirtió en el mejor amigo de Lee Seung Hyun.
Seung Hyun estuvo todo el día en el trabajo, concentrado en sus labores de despacho, hasta que cayó en la cuenta de que al llegar a casa se encontraría con una horda de muchachos hormonales bromeando entre sí, entre los cuales estaba el susodicho. Cuando el Seung adolecente iba a su casa después de los entrenamientos de jiujitsu, todo era manejable, disfrutaba de la visión de aquel fáunulo tentador dando vueltas por su casa una vez a la semana. Luego tenía que ver cómo el chiquillo entraba a formar parte del equipo de rugby, lo que dio como resultado el tener que verlo cada dos días metido en su casa, comiendo en su cocina, duchándose en su baño, nadando en su piscina, bromeando con la mucama, jugando con su hija menor y paseando en prendas ligeras por toda su casa. Tanto él como Min Hyuk eran los chicos más populares del colegio, pues su personalidad burbujeante y buen carácter los hacían llevarse bien con todos. A pesar de tener una vida muy difícil, Lee Seung Hyun nunca estaba de mal humor. Y además, para sus 16 años, Lee Seung Hyun era muy apuesto. Su rostro era armonioso, su sonrisa era pícara y traviesa y tenía una carcajada contagiosa que alegraba a todo el mundo. Y para apreciación de Choi, tenía un cuerpo adolescente magro y saludable, con suaves músculos marcados, al que no encontraba ningún defecto juvenil.
Se había repetido una y mil veces que era peligroso tenerlo en casa, peligroso para su paz mental, pero no encontraba motivos para evitar que fuera a su casa. De modo que tenía que hacer un gran acopio de fuerzas para permanecer impasible en su presencia y llegar a casa lo más tarde posible en las noches que se quedaba a dormir. Solo tocándose febrilmente en su cuarto de baño privado o teniendo inusual sexo apasionado con su mujer podía bajar las erecciones constantes e inoportunas que el mocoso le provocaba. Y peor aún, que según el propio Choi, con mayor descaro y de manera adrede, le provocaba.
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Sinner
FanfictionHay situaciones que escapan de toda lógica y moral. Cual trama de película porno, llenas de estereotipos y tabúes, fantasías que nos encienden. Tenemos pensamientos prohibidos y pecaminosos que quisieramos que nadie los conociera jamás. ¿Pero qué pa...