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La lluvia cae a borbotones sobre una ciudad casi dormida. Un castaño claro observa todo desde el último piso de un edificio lleno de departamentos. El edificio es viejo y los departamentos son pequeñísimos. Jimin podría vivir en algo mil veces mejor, tiene el dinero suficiente para pagar un pent-house, pero a él le gusta vivir ahí porque todo está lleno de recuerdos que lo hacen feliz.

Nunca ha entendido por qué la gente relaciona a la lluvia con la tristeza. Nunca ha entendido por qué la gente tiende a relacionar el clima con las emociones.

Dejando a sus pensamientos de lado por un momento, se levanta a rellenar su taza con café y leche.

Es un adulto de aproximadamente 39 años que en realidad aparenta 10 años menos. La gente cercana a él le dice que es una persona muy extraña, ya que físicamente aparenta menor edad que la que tiene, pero en cuanto cruzas un par de palabras con él piensas que hablas con un anciano. No es culpa de Jimin que haya madurado demasiado rápido. En realidad, no es culpa de nadie.

Regresa a la pequeña mesita de café que está justo en frente de la única gran ventana del departamento. Aún recuerda que esa ventana fue la razón para que él y Yoongi se decidieran por comprar el inmueble. El de cabello marrón decía que con esa vista siempre estarían llenos de inspiración.

Jimin toma un sorbo del caliente líquido. Él no necesita algo exacto para recordar a alguien. Él recuerda a Yoongi con cualquier cosa que esté alrededor. Recuerda los "Jiminnie deberías dejar de pintar y poner una cafetería. Haces el mejor café del mundo" que Yoongi le decía cada vez que tomaba de esa taza.

Pero su forma favorita de recordar es con fechas.





Recuerda que la primera vez que vio a Yoongi fue un 12 de agosto. Acababa de entrar a la universidad de artes con apenas 17 años. Le apasionaba pintar y la gente a su alrededor le decía que tenía talento; si entraba a esa universidad podría aprender y mejorar mucho más. Estaba completamente extraviado en ese gran campus, pero no quería perder su orgullo en ir a pedirle ayuda a alguien. No llegó a las primeras tres clases y aún no sabía a dónde tenía que ir. Cuando por fin creyó haber encontrado su clase un chico con ojos somnolientos se acercó a preguntarle si era nuevo.

"Sí"

"Se nota. Esta es una clase para chicos de tercer semestre. Dame tu horario, yo te digo en dónde es tu clase"

Jimin se sentía tonto y pequeño, no quería confiarse tanto a un extraño, y menos sabiendo cómo eran los chicos mayores con lo "novatos". Pero ese muchacho lo tranquilizó con una linda sonrisa.

"Vamos, puedes confiar en mí. No querrás quedar mal con tus maestros el primer día."

El chico mayor acercó lentamente su mano hasta rozar con la de Jimin para arrebatarle el papel.

"Ni siquiera estás en el edificio correcto. Éste es el de música y tú estás en artes visuales. Lo vas a reconocer por tener murales en las paredes. Tu clase está en el segundo piso, es el salón que está justo al lado de la escalera, no creo que te pierdas. Suerte."

Jimin veía cómo el chico se alejaba de él. Estaba tan nervioso que ni siquiera pudo hablar para agradecerle. Así fue cómo conoció a Yoongi.




El 19 de septiembre comían animadamente en una de las áreas verdes que había en la universidad. Se habían hecho bastante cercanos por puras casualidades. Era como si el destino los empujara una y otra vez para que estuvieran juntos. Resultó que pasaban su tiempo libre en el mismo lugar, y que comían en el mismo local, y que el dueño de la tienda donde Jimin compraba sus materiales de pintura era el tío de Yoongi.

Recuerdos || yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora