Romeo

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Parada afuera del restaurante, inmovilizada por el dolor, o probablemente por la sorpresa.

Era nuestra séptima cita, nada había pasado como para que terminara así, con un "ya no puedo seguir con esto Clarice" o como intento salvar todo el desastre que había ocasionado con palabras sutiles "eres una hermosa mujer, pero lo nuestro no va a funcionar"

Estúpidos hombres.

Las lagrimas que recorren mis mejillas se transforman en odio por la especie varonil; limpio mi rostro con furia y camino de regreso a casa.

En el camino, me topo con un bar. Entro al viejo establecimiento y pido un trago. 

Al salir ligeramente  ebria, un grupo de adolescentes ebrios agreden a un gato color gris, con ojos asustadizos.

-¡Idiotas, mas vale que no lo vuelvan a tocar, o llamare a la policía, y tendrán serios problemas con sus padres!

Los idiotas tiran al gato, y comienzan a correr jugueteando entre ellos.

Mis ojos se cruzan con los del pequeño gato gris, y así fue como llego a mi vida.

Tenemos algo en común Romeo y yo, los dos fuimos abofeteadas por idiotas. 

8 Gatos y una SolteronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora