Papel en blanco

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Papel en blanco

"En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme..." A través de estas palabras nacía una de las más grandes obras hasta la fecha, madre de la literatura y orgullo nacional. Pero, al igual que una novela de ciencia ficción o este humilde escrito, su comienzo fue el mismo: un papel en blanco. El mayor enemigo del literato y al mismo tiempo, su mejor y más fiel compañero.

El papel es como el ser humano mismo: sus primeros pasos son blancos e inocentes, y dependiendo de lo escrito en él, los pasos tomarán distinto tono y color. Y ahí comienza la tarea del escritor. Debe guiar su creación virginal hacia un determinado camino, y otorgarle libertad. El papel a cambio permite a su escritor usarlo como esponja del alma, impregnándolo en sus tristezas y penurias limpiando así palabra por palabra su corazón, originando textos tras ser escurrido.

Por separado esta página no será más que un grano de arena en un mar dorado y solitario, donde al igual que el hombre, necesitará de más individuos para formar capítulos, volúmenes, historias. Sin embargo, el papel no conocerá su destino hasta encontrarse con el lector, a quien causará una experiencia diferente dependiendo de sus vivencias individuales. Pues si bien el autor puede pincelar las bases de su estructura, solo tras conocer al lector podrá plegar sus esquinas transformándose en una blanca paloma, volando así libre hacia cielos lejanos de horizonte ilimitado, rociando sabiduría con cada batir de alas sobre las mentes de aquellos que alcen la vista por encima de la ignorancia en busca de poesía.

Papel en blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora