Su respuesta

Casémonos

 —Realmente se ha ido...

 Sostenía el teléfono móvil con ambas manos mientras lo miraba. Eso significaba que lo había aceptado, ¿no? Que había aceptado seguir a delante junto a él, dejando que lo proteja, haciendo todo lo posible para hacerle feliz... ¿o tan sólo acababa de reconocer, por fin, que su novia ya no estaba allí? No sabía qué pensar o cómo sentirse al respecto. En caso de que se tratase de lo primero, debería estar contento, finalmente podrían estar juntos; pero, ¿no es un poco egoísta por su parte? Es decir, es como si le hubiera forzado a ceder y en realidad no quisiera eso. Lo único que él quería es que el policía que siempre lo ayudó desde que se conocieron fuese feliz. Queríahacer algo por él, lo que fuese, pero parece que había fracasado; no sólo intentando ayudarle, sino también confesándole sus sentimientos. Bien, puede que haya sido un poco precipitado proponerle matrimonio directamente. Y puede que acabase de descubrir que ese sentimiento que sentía hacia él era amor, pero por la situación no le quedaba otra alternativa. Y bueno, vale que Goto no le haya dicho que sí abiertamente, pero tampoco le dijo que no. En realidad, ni siquiera le respondió. Eso debería de significar algo, ¿cierto? O sea, si de verdad le repugnara habría contestado automáticamente que no... En cambio, de ser lo segundo, eso le daba una oportunidad para empezar de nuevo. Podría declararse de nuevo, mejor, de una forma convincente y no como lo había hecho hace un momento. Sin embargo, esa opción no le aseguraba que fuese a seguira su lado y no olvidarse de él y conocer a otra chica que lo haga olvidarse de su novia. Entonces, ¿qué se supone que debía hacer? Quería lo mejor para Goto, por supuesto, pero en el fondo no quería por ningún medio que se separara de su lado.

 Un segundo, ese no era momento para estar pensando en eso. La persona a la que amaba estaba ahí, justo delante suya, sentado en el suelo y destrozado emocionalmente. ¿Realmente tenía que darle vueltas a eso justo en ese instante? No, claro que no. Dejó el teléfono a un lado, se arrodilló frente a él, extendió los brazos y lo envolvió en un abrazo, aferrándolo a su pecho desnudo.

 —Daré lo mejor de mí, Goto-san.

 Su mente seguía confusa, pero estaba seguro de que amaba a Goto y eso era lo único que importaba. Se separó un momento para recoger su ropa y vestirse, no quería que cuando la policía llegara se lo encontraran desnudo, podría haber malentendidos y terminar en la cárcel o algo...

 Ayudó a Goto a incorporarse, esperaron a que la policía llegase —Masayoshi quería asegurarse de que Haiji recibiera la ayuda apropiada, ya que Mari ya lo había torturado antes— y finalmente poder regresar a casa... ¿a qué casa? ¿Acaso tenía un hogar al que volver? Su apartamento había sido destrozado por Haiji...

 Continuó caminando junto al policía, acompañándolo en el camino a su apartamento. Cuando llegaron y éste abrió la puerta, Masayoshi se quedó fuera observando cómo se alejaba de él. ¿Qué podía hacer ahora? Sentía que las lágrimas aflorarían en cualquier momento; hasta que la voz de Goto llegó a sus oídos.

 —¿Qué haces ahí parado? ¿Cuánto pretendes tardar en entrar?— lo miró perplejo, ¿significaba eso que lo aceptaba? —Es una tontería gastarse el dinero en un hotel cuando puedes quedarte en mi casa...

 Su rostro se iluminó por completo. Emocionado, corrió a tirarse encima de él.

 —Goto-saaaaaan— murmuró mientras hundía el rostro en su cuello.

 —E-eh— sentía que un leve rubor aparecía en sus mejillas —¿tienes hambre? ¿Quieres cenar o prefieres bañarte primero?

 Había estado tanocupado pensando en su relación con Goto que había olvidado el hambre que tenía. El sonido de sus tripas lo delataron. Ambos se echaron a reír y Goto se dirigió a la cocina, dispuesto a prepararla cena, pero Masayoshi insistió en ocuparse de eso.