2Suricatos inoportunos.
Me bajo a todo velocidad —camino rápido, no tengo energía para correr— del auto y mientras me alejo, alcanzo a escuchar un "¡Piénsalo!" de parte de mi padre antes de poner en marcha el auto.Sacudo mi cabeza intentando concentrarme en llegar a tiempo al aula. No tengo ganas de escuchar a mi profesor media hora quejándose de los estudiantes que llegan tarde.
O sea de mí.
Mi paso se acelera cuando, al pasar las puertas, me fijo que los pasillos se encuentran desiertos. Mi corazón se acelera al fijarme en como la puerta del aula que me corresponde se cierra poco a poco a medida que me voy acercando y al estar de pie frente a ella, está cerrada por completo.
Por la ventanilla se asoman los oscuros ojos del profesor de historia y lo veo negar con la cabeza. Me hace un ademán para que me vaya.
Cierro los ojos con fuerza y poso mis manos sobre mi cabello.
Seguro tendré otro citatorio y no quiero entorpecer más el ajetreado día de mi padre, sin contar que seguro me va a quitar el internet o la computadora por un tiempo como castigo.
Lo único que verdaderamente me importa.
Regreso por donde llegué y me dejó caer en la acera del estacionamiento. Hundo mis manos en mi cabello mientras suelto un resoplido aburrido. Llevo mi mano a mi espalda buscando mi mochila para ver si tengo algo con que entretenerme y suelto otro resoplido.
Olvidé mi mochila en mi casa y también el dinero para el almuerzo. Por lo que tendré que comer en mi casa al regresar.
Nada puede empeorar.
A lo lejos suenan los gritos de chicos discutiendo y, utilizando las bicicletas a mi alrededor como escondite, estiro mi cuello a más no poder como una suricata que ansía calmar su sed de curiosidad.
Mis ojos se abren al ver que ocurre.
O tal vez sí.
A unos pocos metros de las bicicletas, al costado de un auto rojo se encuentran dos personas forcejeando. Por lo que me levanto de un salto con intención de ayudar, sin embargo mis pies no reaccionan y me quedo petrificado en mi lugar al ver algo relucir con el sol en la mano de uno de los chicos.
Un cuchillo.
Después solo pude pensar en el color rojo.

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Gian.
Короткий рассказ¿Se puede hacer una obra digna de ganar un concurso sin pinturas ni inspiración alguna? La respuesta es sí. O, al menos, es la que Moria intenta mostrarle a Gian.