Miró el reloj y casi eran las seis de la tarde, dejó en medio de la página un lápiz y cerró el álbum. Se puso una sudadera y salió de la casa. Se fue a dar un paseo por el monte, hasta que llegó a su sitio, así lo llamaba ella, su sitio. Estaba a unos 3 o 4 minutos detrás de casa, y era precioso, se sentaba en una especie de muro que había de piedra y allí podía pasarse una hora tranquilamente con su música puesta mirando las montañas y los valles que tenía en frente. Era un sitio tan tranquilo, tan lleno de paz, y se sentía tan agusto allí sola con los cascos puestos y observándolo todo, que se podría quedar a vivir allí mismo, nadie se la podría llevar, que lo tuvieran claro. ¡Ya eran las ocho y media! Joder el tiempo pasa volando, cogió su libreta y los lápices que había llevado para escribir y pintar y fue hacia casa. Tenía tanta hambre que casi le mete un mordisco a un gato que pasó corriendo por su lado, bueno... Tal vez no se lo hubiera dado, pero se moría de hambre, bueno... Morirse lo que se dice no se moría, pero tenía mucha. Al llegar a la cocina no había nada listo, se puso de los nervios, cogió el móvil y se fue a ver a los perros. Se dedicó a sacar fotos a cada cosa que hacía, estaba echa una artista.
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Recuerdos en un álbum de fotos
Teen FictionUna chica llamada Mara, está un día de verano en la casa del pueblo mirando un álbum de fotos. En él tiene fotos con toda la gente a la que quiere, sus amigos y su familia. Va pasando las fotos y va recordando días, horas y minutos. Hace dos meses q...