Epílogo.

81 14 7
                                    


Querida Marie.

Jamás te revelé mi identidad. Porque no soy lo que crees que piensas. No era tu príncipe azul, el que te rescataría, el que te llevaría al palacio de tus sueños, ni con el que te casarías y tendrías hijos.

No.

Yo no era tu princesa azul, la que te abrazaba, la que, a pesar de tu negación, te apoyaba de alguna manera u otra.

¿Quién crees qué le dijo a Krista sobre tu drogadicción?

¿Quién crees qué le dijo la dirección de la droguería a Mike, tu novio?

Yo no era tu salvación.

Yo no era tu destrucción.

Yo solo era Zara.

La chica que siempre veías en tu trabajo.

La de las sonrisas y miradas, la de las pláticas cortas y dulces.

Es muy tarde para que lo entiendas.

Y sé que tomará varios años reencontrarnos.

Estoy segura que no será en este mundo.

Será el Infierno, o en el mismísimo Tártaro.

Pero nos veremos otra vez.

Con el amor que jamás te demostré, Zara.

Zara dejó la carta sobre la tierra, al lado de la tumba de Marie.

Cerró los ojos, suspiró, y se marchó del lugar.

Comenzó a llover, y la carta fue tapada por el lodo. 

Hasta cubrirse, para después hundirse.



mcdonald's girl; lesbian #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora