Draco Malfoy es un poderoso mago, y esta afirmación no tiene nada de espectacular.
Cada mañana, Draco despierta en una enorme mansión, rodeado de lujos, sirvientes y desayunos especialmente creados para él; todos deliciosos. Está rodeado por la opulencia, una forma de vida que pocos pueden permitirse. Viste trajes elegantes que resaltan su figura y porta túnicas con una dignidad que no muchos serían capaces de mostrar. Lleva un apellido que aún inspira tanto burlas como temor, e increíblemente sabe sacar provecho de esta situación. Su sonrisa, fría y falsa, le ha creado enemigos tanto a nivel personal como en los negocios, donde, poco a poco, está ganándose una reputación de la que se siente orgulloso. No sale con nadie en particular, aunque los rumores afirman que es una guapa y orgullosa mujer de cabellos castaños y de apellido Greengrass, la que ha logrado ganarse el corazón que algunos dudan que exista. Malfoy no afirma ni niega nada. Su táctica es el silencio y sus acciones letales. Sigiloso como una serpiente, sabe en qué momento atacar a su víctima. Para cuando esta se da cuenta de lo que ocurre, ya es demasiado tarde: el rubio ha ganado la partida.
Draco Malfoy es un hombre astuto, y nadie cuestiona eso. Sin embargo, hay quienes se preguntan por qué lo ven caminar por el callejón Diagon a altas horas de la noche, con las manos enguantadas y un aire ausente que parece transformarlo en otra persona.
Pero nadie dice nada y nadie convierte esto en un rumor. Porque, se repiten en voz baja una y otra vez, cuando se trata de un Malfoy, lo mejor es saber mantener las distancias.
~•~
Primer Trazo
Harry frotó sus manos, acercándolas a su boca en un vano intento por calentárselas. Aún no había llegado el invierno, pero en el viejo Londres el clima frío comenzaba a sentirse con más fuerza de la habitual. Al alzar la vista hacia el cielo, un perezoso sol se debatía entre resplandecer o permanecer escondido y acurrucado entre las nubes. Ojalá se decidiera por la primera opción, porque Harry en verdad odiaba haber olvidado sobre su cama los guantes que Hermione le había regalado apenas dos meses antes. Y, sobre todo, se sentía realmente ridículo pensando en eso cuando se encontraba paseando por Camden Town, uno de los barrios más coloridos y extravagantes de Londres.
Había conocido ese lugar pocas semanas antes, cuando una misión por parte del equipo de aurores lo había obligado a incursionar en un barrio que hasta ese momento no había llamado su atención. Sin embargo, ya fuera porque se trataba de una persona curiosa o simplemente porque le gustaba pasear solo, Harry decidió que era una buena idea explorar ese lugar.
En Camden Town, Harry se sentía como la primera vez que había visitado el callejón Diagon: las calles estaban llenas de personas interesantes y tiendas que quería conocer. Pubs, locales de música, de comida deliciosa y barata; tiendas de ropa que calzarían a la perfección con la vestimenta de los magos; paredes llenas de coloridos grafitis y lugares que ni siquiera sabía que existían, llamaban su atención. El rumor de las pláticas se transformaba en un armónico ronroneo interminable, mezclándose de vez en cuando con el abrumador aroma de la comida. Y en el fondo de todo aquello, como parte de una antigua banda sonora, la ecléctica música de los Sex Pistols, The Ramones y London SS, no dejaba de sonar.
En algunas ocasiones, Harry se sentía como un intruso: no llevaba ropa original u oscura. Era más bien descuidado con su vestimenta. Tampoco poseía algo que llamara particularmente la atención. Por eso, mientras veía a su alrededor caminar a cientos de hombres y mujeres que parecían haber salido de un concurso de belleza alternativo, se preguntaba si aquello que a menudo le decía Luna era verdad: que parecía ser alguien que ocultaba, debajo de sus gafas y su desordenado cabello, lo mejor de sí mismo a los demás. Aunque, tal vez, una pequeña parte de sí mismo, sí lo hacía a propósito: acostumbrado a ser el centro de atención en el mundo mágico, no necesitaba destacar por alguna otra cosa más. En realidad, a Harry ni siquiera le apetecía destacar. Quizá por eso Camden Town era tan diferente, pero a la vez tan similar al mundo que conocía. Era como respirar aire puro en un lugar donde sabía que era su sitio, pero en el que al mismo tiempo seguía siendo solo uno más. Y eso no estaba nada mal.

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Open Mind, Harry
FanfictionCamden Town es extravagante, inusual y extraño. Justo como Harry, cuando decidió conocer y marcar para siempre en su cuerpo aquel lugar. Disclaimer: El universo de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling. Escribo esto como parte de un desafío personal...