Old Converse

Prólogo:

Tome mis libros, y camine hacía mi salón.

— ¡Hey, Amy! — vi cómo James se acercaba corriendo mientras reía.

Acelere mi paso, mientras yo también reía.

— AMYY — grito James.

Empecé a correr rápidamente.

— ¡Hey! - dijo y James y sentí como se tiraba arriba mío.

— Hola - dije sintiéndome aplastada.

— Hola - dijo y beso mi mejilla

— Se pide que todos los alumnos, se acerquen, al patio para darles a conocer las noticias y avisos de esta semana — dijo la directora, en el altavoz.

— Vamos — dijo James levantándose y extendiéndome su mano.

Tome su mano, y me pare.

— De seguro avisan, quien será la elegida para ir a la Preparatoria de España — dijo y mientras pasaba sus brazos sobres mi hombros — ¿Irás?

Suspire y negué.

— No lo creo James, si te das cuenta, Tara y Ashley, son mejores estudiantes que yo, de seguro eligen a una de ellas, solo me pusieron entre unas de las elegidas para que se viera más "democrático" y "accesible " para todos.

El suspiro y beso mi mejilla.

Me puse en la fila de la mujeres y el en la de los hombres.

— Ya tenemos decidido, quien será la alumna de Intercambio en España, así que pediré que por favor Amy Brown pase adelante.

Me sorprendí mucho al escuchar eso, y mis compañeros me abrieron paso, mientras me aplaudían

— Wow — dije cuando estuve en improvisado escenario — Realmente pensé que no iría yo, pero gracias, en una fantástica oportunidad, Gracias ¿creo que ya lo dije? Bueno Adiós — reí y baje.

La formación dio por terminada después de dar los avisos semanales.

— James espera — grite tratando de alcanzar al castaño.

— Amy, no te preocupes, está bien, podre vivir solo sin ti, vamos, de seguro será divertido Tía que suerte tenéis no lo desaprovechéis — dijo mientras reía.

— ¿no estás enojado?

— No, pero si me prometes que no me olvidaras.

— Solo serán dos años.

— Promételo

— No te olvidaré James.

(...)

— ¡AMMMYYYYY! ¿TIA DONDE TE HAIS METIDO COÑO?

— Aquí estoy chaval ¿qué pasa?

— Quien este tío con el que estáis en esta foto.

Tome la foto, fruncí mi ceño, y se la volví a entregar.

— Realmente no lo sé, no lo recuerdo.