La Humanidad está a punto de extinguirse. Una rara enfermedad ha transformado al ser humano en zombis sedientos de sangre. Tan solo un pequeño grupo de humanos, apenas una docena, ha logrado sobrevivir a la barbarie zombi refugiándose en una vieja base militar rusa abandonada en medio de la gélida estepa siberiana.
Pero su supervivencia está a punto de terminar cuando hordas de miles, millones de zombis amenazan con asaltar la vieja base.
Son muchas las brechas y pocos los hombres para defenderlas, la munición escasea, los víveres más aún, apenas quedan medicinas o vendas con las que curar las heridas.
Cae la noche sobre la fría estepa, quizá la última para los exiguos restos de la otrora poderosa civilización humana.
Se da la voz de alarma, una última bengala es lanzada, y bajo su tenue luz, los defensores observan horrorizados como masas ingentes de deformes seres asaltan los muros que ellos defienden.............se da la orden de abrir fuego, el atronador sonido de las armas lo envuelve todo.................se oyen los estremecedores gritos de alguno de los defensores que ha caído mientras es devorado por las horribles criaturas.
El último fulgor de la bengala se desvanece.............en la más absoluta obscuridad, hombres y bestias combaten en su última lucha..................se hace el silencio, ya no hay más gritos........no más ruido de armas, tan solo se escucha el estremecedor murmullo de miles de seres hambrientos buscando otra víctima con la que alimentarse, pero no parece que quede nadie más.............................un momento.......un extraño sonido parece provenir del fondo de un viejo almacén de la base..................inmediatamente todas las bestias se dirigen apresuradas, incluso luchando entre ellas por llegar las primeras, hacia el origen del sonido.
Cuando alcanzan el almacén al principio no ven nada, el sonido ha cesado y la obscuridad más profunda no ayuda....................pero pronto el sonido vuelve a escucharse, y, casi de inmediato, una luz se enciende..........una luz que inunda todo el almacén, ahora abarrotado de criaturas, y que parece surgir de una esquina del mismo..........una luz que permite a las tenebrosas bestias observar a un humano, sucio, ensangrentado, derrengado en el suelo con la espalda apoyada en la pared. Es él el que produce el extraño sonido que ha llevado hasta allí a cuantos zombis han podido entrar en el almacén y a miles, millones de ellos que se apiñan rodeándolo en espera de encontrar otra víctima que llevarse hasta sus horribles bocas y con la que saciar su insaciable apetito...........................pero, ¿que sonido es ese, como lo produce el humano?, se preguntan las infernales criaturas...........bueno, se preguntarían si es que alguno de ellas tuviese algo parecido a un cerebro con el que preguntarse nada, mientras se miran unas a otras extrañadas de que el humano no parezca tenerles miedo, no intente huir, no intente atacarles ni defenderse. No saben, que aunque quisiera, el humano no tiene ya nada con que defenderse, ni una sola bala con la que acabar con su vida, y aunque lo tuviera, son tales las heridas que le ha provocado el combate, su último combate, es tanta la sangre que ha perdido, tan pocas las fuerzas que le restan, que apenas puede siquiera mantener los ojos abiertos, respirar.............................bueno, esto no es del todo cierto............aún conserva un resquicio de energía, que si bien no le permite huir o defenderse, si le permite producir ese extraño sonido que tanto parece sorprender a los zombis...............¿pero qué diantre de sonido es ese?, ¿por qué emplea el humano su último aliento en producirlo?, se siguen preguntando los zombis, bueno si tuvieran algo..........
El sonido no es otro que la risa del humano, una risa sorda, agónica. La risa de alguien que sabe que su vida ha llegado a su fin, y con ella, la de toda la raza humana............pero ¿es ese motivo para reírse?, ¿acaso el fin de la humanidad es cosa de risa? En circunstancias normales no, pero estás no lo son, y además la situación no deja de tener su gracia. Porque con su muerte, y eso es algo que las putrefactas seseras de los zombis no alcanzan a entender, con la muerte del último de los seres humanos, con la muerte del último de los seres que les sirven de sustento, porque que se sepa los zombis solo se alimentan de seres humanos, el fin de la Humanidad significa el fin de los propios zombis. Por eso se ríe el humano, porque él, a diferencia de los zombis, si es capaz de comprender lo gracioso de la situación..................uno de los zombis, tal vez el más tonto, o el más hambriento, harto de la para él absurda situación, empieza a moverse de forma renqueante hacia el humano, y tras él el resto de la informe masa, iniciando con ese movimiento el principio del fin para su especie. Una última risa, alta, fuerte esta vez, se escucha, después........el silencio.
FIN
El Fin de los Zombis.
19 de Octubre de 2013
Carlos F Martín