Delirios de amor.

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Cada que veo sus fotos, soy libre; porque el mundo me hizo arrodillarme a sus pies. Cuando conversábamos, me sentía feliz; porque realmente era real. Cuando la tenía en mis brazos, sentía vida correr por mi cuerpo... No había palabra o descripción que pudiese expresar lo que mi corazón sentía. No puedes enamorarte de un ángel bailarín.

Así fue como me enamoré de una bailarina, sin yo saber bailar.
Así fue como me enamoré de un ángel, sabiendo también que los ángeles no aman a los mortales.
Tenía un pedazo de cielo en frente, el cielo te hace vibrar.

Ella es un ángel bailarín.
Que me sedujo y me hizo desearle, quería besarle y abrazarle, era divinidad y magia, no un truco barato. Como una tonada de piano y un café en la mañana, era placentera, frágil e imponente. Ella sabe como adiestrarme.
Una pluma de cisne, una luz en el túnel, un Ángel Bailarín. Me atacaba con su mirada, y me llevaba de la mano por una cascada, porque era calma, blanca y eterna.

Habían noches de frío, noches que me hacían ver mis delirios, vientos agónicos llenos de historias... Aire que quería que lo escuchase... ¿Puede el amor hacer que lleguemos al Edén? ¿Puede un Ángel llevarnos a la locura? ¿Puede el hombre desear de esta manera?
Ella es una tonada suave, un acorde menor, una nota baja, que me llama para amarla, era su voz, tan calma como una mañana, era su aliento. Era su cabello, el cabello de un Ángel.

En cada sueño, podía verle, sentirle y respirarle, era uno con ella, era uno con el amor... Era un joven enamorado del destino, estaba enamorado ese inquietante personaje.

Me enamoré de una bailarina, que cada viste su ropa, me lleva a un estado de euforia. No había perdido inocencia, sus ojos lo delataban... Ella era pura como el maná de los dioses, ¿Quién más podía contemplarla?
Ella era como conducir en la penumbra de la madrugada, celestial. Era mi tesoro y mi bóveda celeste. Era mi luna y mi sol. Mi galaxia y mi mundo. Era mi amor, era mi Ángel Bailarín. Mi armonía y mi garantía de vida, un regalo de los dioses.
Una pequeña mujer, que casi explota de amor.
No requería de estética mortal para ser hermosa, ella era perfecta. Un plan divino para castigar a los hombres.
Con cabello de seda y manos pequeñas, sonrisa de muñeca, ojos de miel y labios de carne, fue mi Ángel, quien me hizo querer vivir, y que también me hizo amar, aunque yo no supiera bailar.

El Ángel Bailarín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora