final, siete.

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primer capítulo narrado.

Era uno de esos días aburridos y exasperantes de clases Taehyung había faltado y eso ya era una costumbre para todos los del salón, menos para Jungkook. Él estaba nervioso, hacía unos días, el sábado cuando había ido a su casa, Taehyung lloró en su hombro por dos horas, diciendo que era un desastre y que quería morirse para dejar a todos en paz, que no aguantaba más, que había sido consumido por todo lo malo, que se odiaba; Jungkook no aguantaba verlo así, quería decirlo lo perfecto que era ante él, que lo necesitaba, que no podía estar sin él, pero ninguna palabra salía de sus labios.

Ante aquél recuerdo los nervios de Jungkook comienzan a aumentar, sus ojos de llenan de lágrimas y quejidos intentan salirse de su garganta, quiere romper algo.

Jungkook suspira aliviado cuando escucha el timbre del final de clases, entonces toma su mochila y sale corriendo del salón, siendo detenido por la mano del profesor.

―¿A dónde cree que va, Jeon Jungkook?― Preguntaba el señor de unos cincuenta y cuatro años de edad mientras se cruzaba de brazos, Jungkook maldice en voz baja y cierra los ojos fuertemente, intentando llamar con la mente a todos sus compañeros quienes juntaban sus cosas aún. ―Sabe muy bien que debe esperar mi orden para salir de la clase, hoy lo dejo pasar, pero si vuelve a repetirse lo mismo, se quedará una hora más aquí—. El pelinegro asiente y el hombre por fin le deja ir.

Básicamente corrió hacia la casa de su hyung con velocidad, sin importarle siquiera ver los semáforos, sólo escuchaba insultos hacia su persona de otra gente, muchos bocinazos y demás bullicio de la gente.

Cuando por fin llega, nota como las luces se encuentran apagadas, las ventanas y puertas cerradas, y el aura de alegría que siempre cubría la casa había desaparecido, y el pelinegro pensó lo peor, cayendo de rodillas al suelo, mientras sentía como su cuerpo temblaba, y sus ojos amenazaban con dejar escapar lágrimas.

"No, él no está muerto, no, no lo está." pensó e increíblemente se levantó de la calle, llegando al hogar ajeno y golpeando la puerta con suavidad, mientras respiraba y trataba de calmarse, imaginando al chico acostado en su cama, con algún cigarrillo mientras escuchaba música en sus auriculares.

Minutos después, aparece su hermano pequeño tras la puerta, frotándose el ojo con el puño, mientras que en su mano traía un peluche mediano, de color marrón y en forma de oso.

―¿se encuentra Taehyung?― pregunta Jungkook con tranquilidad, el niño asiente y lo deja pasar, cerrando la puerta tras sí y subiendo las escaleras, siendo seguido por Jungkook a pasos lentos.

―Está en su habitación, papá y mamá no están, yo estaré en mi cuarto—. avisa el menor, su voz sonaba tímida pero a la vez fría; pronto éste mismo entra en la puerta del fondo del pasillo, y ahora Jungkook se encontraba solo en el pasillo de la escalera, pensando en si debía entrar o no a la habitación.

Dirige su mano hacia el picaporte, dudando entre golpear o sólo entrar.

Pero realmente olvidó sus modales al sentir unos pasos dentro, un golpe en seco y un conocido llanto, y entró.

―¡Te he dicho que no entres sin golpear, Kim Yoo...!― Taehyung calla al darse vuelta y ver en la puerta a Jungkook, quien lo miraba con los ojos muy abiertos y expresión de temor, suspira y camina hacia él.―¿Q-qué haces aquí, Kookie?― al escuchar aquél apodo, Jungkook respira hondo.

―Lo siento por entrar así, hyung, ya sabes... de repente, es que oí un golpe, y un sollozo y tuve miedo...― declara en voz baja, agachando la cabeza. Taehyung no se resiste y sonríe, tembloroso, el chico que tenía enfrente era realmente lindo.

―Vamos, Jungkook, no importa, ven aquí―. Dice abriendo los brazos, recibiendo un fuerte abrazo del pelinegro.― ¿Por qué tenías miedo?

―Por lo que dijiste el sábado...― responde entre su cuello, sintiendo como una mano de Taehyung acaricia su espalda lentamente.

―Oh... eso... sí, lo siento.

―No importa ahora, sé que estás bien, hyung―. Dice alegremente, sin querer soltarse del mayor, ñero era algo que sí o sí debía hacer. Al soltarse, Taehyung pasa una mano por el hombro del otro y se dirigen hacia la cama, sentándose en ella uno al lado del otro. ―¿Por qué llorabas?― pregunta al estar a su lado, subiendo sus pies a la cama, sentándose como indio y dejando su mochila arriba de la misma.

―Yo... Jungkook... sabes como estoy y esas cosas...― vacila rascándose el cuello y mirando hacia otro lado.― Kookie, sin las drogas no soy nada, y odio eso realmente, me siento un verdadero fracaso―. Larga, rápidamente, sin tiempo de dejar a Jungkook pensar sobre lo mismo.

―No... hyung, no digas eso―. Intenta consolarlo, haciendo que coloque su cabeza en su pecho, acariciando su cabello.

―Es la jodida verdad, soy un fracaso, no sirvo, mi familia me odia, mis amigos se han ido y sólo me quedas tú, ¿quién dice que no te irás?

―Yo, Taehyung, no me iré―. Al escuchar eso, el rubio comienza a llorar nuevamente, abrazando el abdomen del menor mientras éste trataba de calmarlo con suaves masajes en su cabello y espalda.

No, no soportaba verlo así.

Luego de unos quince minutos de llanto, balbuceos muy poco inteligibles, y suspiros pesados, Taehyung se calmó.

―¿Quieres un vaso con agua, Tae?― pregunta el pelinegro, rompiendo el silencio.

―V-vale...― dice dificultoso el rubio, limpiándose las lágrimas con la manga de su camiseta.

El pelinegro sale de la habitación, y taehyung puede ver como la mochila estaba entreabierta, dejando al alcance una pequeña libreta verde, con algo escrito en la tapa.

"‹Taehyung♡›"

Su mente se paralizó, abrió la tapa, leyendo cada hoja escrita a mano, a veces con diferentes bolígrafos, o diferente caligrafía.

Justo al terminar de leer, entra a la habitación el chico con un vaso de agua, que deja caer al suelo al visualizar a Taehyung con su libreta en la mano, donde hablaba sobre el chico, donde declaraba que, básicamente, le gustaba.

―¿En serio piensas esto de mi, Jungkook?― menciona Taehyung con una sonrisa legítima, que pareciese nadie le iba a quitar en su vida. El susodicho asiente, con la mirada baja y las mejillas totalmente sonrojadas, sintiéndose medio estúpido.

Cuando siente que las lágrimas iban a bajar por sus mejillas, una mano en su barbilla le hace mirar hacia arriba, y se encuentra con el viejo Tae, con una sonrisa enorme y los ojos llenos de felicidad.

Wus rostros se acercan, sus respiraciones de mezclan, y pueden sentir el ambiente aliviarse.

Las manos de Taehyung se dirigen hacia las mejillas de Jungkook, y los brazos de éste hasta sus hombros. los dos se miran sonrientes, dedicándose miradas amorosas, llenas de secretos que sólo ellos lograrían conocer.

Y por fin, tras unos minutos de respiraciones suaves y sonrisas cómplices, sus labios se juntan, moviéndose a la par, saboreándose.

Jungkook sentía millones de sensaciones inigualables, sentía chispas en sus labios y fuegos artificiales en el estómago.

Se sentía enamorado.

Y la tarde pasó entre más besos, caricias y abrazos entre ambos.

Y los besos, caricias y abrazos entre ambos, siguieron por mucho tiempo más.

colores + taeggukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora