El suelo estaba húmedo, pero, por suerte, las hojas que había tenían el sueño de asimilarse a cojines y, afortunadamente, lo conseguían.
Miré de soslayo a Ivo y vi que me estaba observando detenidamente.
Le sonreí, y el repitió mi jugada.
- ¿Estás mejor? - preguntó pausadamente. Me gustaba su voz, me transmitía seguridad y era dulce a la vez.
- Sí, ya apenas me duele. Gracias. Podría haber sido muchísimo peor...
- Muchísimo peor, ¿eh? ¿Eso crees? ¿De verdad lo crees? - me dijo riéndose.
El cielo estaba nublado, y hacía mucho viento.
Seguíamos tumbados en medio del bosque, y, creo que ambos estábamos muy agusto en esa posición.
Lejos de los problemas, lejos de las personas, lejos de la ciudad.
Lejos de la vida.
- ¿Sabes? - me dijo mirando a otro lado - llevamos juntos desde que teníamos meses, pero nunca te he contado nada sobre mí. Sobre mi vida. Realmente, y si lo piensas, no me conoces.
- ¿A qué te refieres? - A veces, Ivo tenía la capacidad de confundirme sin motivo alguno.
- Sí, sí... - masculló - ¿por qué razón nunca me has preguntado nada sobre mi? ¿Tienes miedo? Es eso, ¿verdad?
- N-no te estoy entendiendo - tartamu deé - ¿Cómo voy a tener miedo a algo que has vivido tú? No... no sé la razón por la que nunca hemos hablado sobre eso. Quizás no se ha dado el caso. Pero, pero creo que ahora es un buen momento para que nos conozcamos más. Si quieres...
- El mejor momento del día es ahora, ¿no es cierto? Eso me solían decir de pequeño mis padres. Me decían que disfrutase "el ahora". Que el mañana nunca llegaría, y el pasado nunca volvería. Eso me decían... Su-supongo que... bueno, ya sabes... de alguna forma, tenían razón en todo lo que me decían - rompió a llorar desconsoladamente y le miré, asombrado.
- ¿Ivo? ¿Qué pasa? - yo no sabía la razón de sus lágrimas, y lo único que pude hacer fue abrazarle y esperar a que él mismo decidiese continuar.
- Un día, mi padre se fue. Nunca más volvió, y nunca más supimos de él, hasta que, 5 años después, nos llegaron noticias de que había fallecido. De la peor forma posible. Se había suicidado.
Dejó una carta, y, como era de esperar, los destinatarios éramos mi madre y yo.
El caso es que... bueno... yo... mi madre se suicidó también nada más leerla, y quemó la carta antes de despedirse del mundo. Nu-nunca supe y nunca sabré qué mensaje llevaba esa carta... y, el caso es que... me gustaría entender por qué mis padres decidieron abandonarme sin decirme "adiós".
Por suerte, o por desgracia, ayer, una mujer se presentó en la puerta de mi casa. Me preguntó que si yo era Ivo Malfoy, y al afirmarlo, me confesó que venía a contarme algo sobre mis padres...
