-¿Eres feluz ahora?-murmuré.
-¿Ahora lo soy-intentó sonreírme.
-¿Y me amas?.
-Si-en ese momento, sé que fue sincero-Ahora tu di que eres mía-tiró de mí hasta que sentí su respiración agitada en mi nariz.
-Soy tuya y tu eres mío.
-Siempre seras mía, te guste o no.
-Lo sé.
Eso era lo unico que no habría de cambiar.