Al despertarme era muy temprano. Eso de las 5 a.m. Al no poderme dormir devuelta decidí bajar a ver si había algo en la cocina para comer, ya que tenia mucha hambre.
Mientras comía unos cereales me puse a pensar en todos los amigos que deje a causa del trabajo de mis padres. Estaba sola. No tenía ningún amigo a quien contarle mis cosas. Sin darme cuenta estaba llorando. No podía respirar y sentía que todo era culpa mía. Todo lo que paso mi familia era por mi causa.
No me pude controlar y volví a hacer algo que hace mucho tiempo había evitado.
Agarre un cuter de la cajonera de la mesada y mire mi brazo, mis venas, con bronca, odio, lastima. Eso me tenía LASTIMA. No merecía nada, era basura. Con eso pensamientos en mente comencé a cortarme. Estaba sentada en el piso de la cocina. Mis padres no estaban para descubrirme. Pero que hay si lo hacían. Me tendrían la misma lastima que me tengo yo.
Ya iba la tercera cortada. Eran profundas y salia mucha sangre. Estaba cansada de llorar y la cabeza me dolía. Estaba a punto de dormirme cuando escuche alguien bajar. Me desperté enseguida y trate de levantarme pero no podía estaba muy débil. Creí q eran mis padres, antes pensaba que no importaba que me vieran así. Pero había cambiado de opinión. No era el día.
Cuando me pude levantar era tarde alguien ya había entrado a la cocina. Pero no eran ninguno de mis padres. Era el chico del día anterior.
-¿Que haces acá? - pregunte algo desconcertada.
- ¿ Que te hiciste?¿ estas bien?- pregunto. ¿Se preocupaba por mi?