Being selfish is good sometimes...

1.1K 17 6
                                    

Despierto en un lugar distinto al habitual.. 

Largas cortinas de satén en tonalidades rosa pálido caen desde el dosel de mi cama, ésto no es normal. ¿Desde cuando mi cama es tan espaciosa? No. No es mi cama, me repito mentalmente mientras intento obligarme a mi misma abrir bien los ojos.  Cuando lo consigo después de un rato me incorporo hasta quedar correctamente sentada en la cama, con las tenues sábanas de seda cubriendo mis piernas. Mis pupilas color chocolate recorren aquella habitación desconocida, notando con ello, que toda fuente de luz exterior a sido cubierta. Yendo desde los dos grandes ventanales uno a cada lado de la habitación, hasta los pequeños orificios por donde los pequeños rayos de de sol hacen un debíl intento por colarse en el interior del lugar. Estoy realmente confundida, no sé ni siquiera donde me encuentro, ni mucho menos cuando o por lo menos cómo fue que llegué hasta aquí. 

Bien, Alice, concéntrate, me dice aquella voz interior, parecida a la mía pero con una mayor nota de serenidad reflejada en cada palabra. ¿Qué es lo último que recuerdo? Hago un esfuerzo infinito en repasar todos los rincones posibles de mi cerebro, en busca de algo, cualquier cosa, que me ayude a entender.

Nada. 

Paso ambas manos por mi cabello castaño, como muestra de desesperación.  —Tranquila.. Si estuvieras en problemas, probablemente no habrías despertado hoy. —Murmuro. Me veo obligada a descartar la posibilidad de que sea una situación peligrosa, de lo contrario sé que comenzaré a entrar en pánico y eso es lo último que quiero ahora. Abandono la cama haciendo el menor ruido que me es posible; gracias a Dios estoy vestida apropiadamente —lo que yo usaría si hubiese elegido ésta ropa. Probablemente lo hice y no recuerdo— Blusa de tirantes negra, unos leggins de mezclilla en conjunto con unos botines que he encontrado al pie de la cama. Aparentemente en la habitación únicamente me encuentro yo, ese hecho hace que una pequeña sensación de alivio se produzca en mi interior. De pronto me doy cuenta de que estaba pasando por alto algo. Algo de suma importancia: Mi varita.

Sin perder ni un segundo más me apresuro a mirar a mi alrededor. De no encontrar esa varita, indudablemente estaré en problemas. Quien quiera que me haya traído hasta acá,definitivamente sabía lo que soy. Demonios, ventaja de ser una bruja. Depender de un simple pedazo de madera para evitar que te maten.   Busco en todos los lugares posibles, aún sin poder encontrar nada, así que tarde o temprano termino por convencerme de que donde quiera que la ocultaran, no es aquí. 

Me lleva un buen tiempo de discución conmigo misma el poder juntar el valor necesario para poder abrir la puerta principal de la habitación y salir de ella. Había estado pasando la idea por alto debido al miedo que me producía el no saber qué podría encontrarse allá afuera. Quién. Y si iba a intentar dañarme o no, después de todo, al encontrarme sin varita era un blanco sumamente fácil de derrotar.  Me encamino como puedo hasta la puerta todavía luchando contra el hecho de querer retroceder, coloco una mano temblorosa en la perilla. Genial, justo eliges este momento para ser una niña pequeña. Bravo. Los pocos segundos que transcurren antes de que yo intente abrir la puerta de un tirón, no están del todo claros: Alguien estaba tratando de abrir la puerta al mismo tiempo que yo lo hacía. Era alguien fuerte —más fuerte que yo.— porque cuando esa puerta se abrió a causa del impulso de aquella persona y no del mío; provoca que yo tropiece con mis propios pies y caiga de bruces al suelo.

Mierda...Que torpe. Aquí estoy, de rodillas en el suelo con un posible asesino o lo que sea que quiera hacerme daño frente a mí, esperando la oportunidad para atacar, y yo se la estoy dando. Tengo miedo de alzar la vista, un miedo que se intensificaba cada vez más; pero lo hago al final, solo para terminar encontrándome con unos ojos de azul impenetrable que se encontraban clavados en mí. Esa mirada, pertenecía a un chico alto, de cabello negro y expresión inmutable. Estoy tan distraída contemplándole, sin darme cuenta que para mi sorpresa, sus manos rodean mi cintura prestando su ayuda para levantarme del suelo.

—Deberías tener más cuidado, pequeña. —Dice él ofreciendo una mano para estabilizarme una vez que consigo incorporarme del todo. 

—¿Dónde estoy?...—Ignoro su pregunta. Quiero respuestas. Las quiero ahora. 

Tan sólo se dedica a evaluarme con la mirada negando con la cabeza. Mientras lo hace, siento una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo.  Electricidad estática, eso debe ser. —Debes estar confundida y mucho, pequeña Alice.

De acuerdo, es oficial. Estoy asustada y mucho. ¿Cómo sabe mi nombre? —¿Quién eres?...—Me atrevo a preguntar en un susurro. Vuelvo a observarlo y su rostro me es ligeramente familiar, pero no sé de donde.

—Muchas preguntas. Lo único que necesitas saber es que no voy a hacerte daño. —Habla mientras me conduce de nuevo hasta la cama y me hace sentar. — Te conozco más de lo que crees como para ser capaz de herirte, —Sus ojos vuelven a clavarse en los míos y eleva una mano hasta mi mejilla. —Quiero que no tengas miedo.

Y tan pronto como apareció, así de rápido se disipa la sensación de miedo. Justo lo que él había pedido, No tengo idea de porque lo hice, simplemente lo obedecí, fue casi como si estuviera dispuesta a hacer todo lo que aquel extraño me pedía.

—¿Me conoces?—Pregunto, arqueando una ceja.

—Claro, sé lo que eres..—hace una pausa y sonríe de lado. —Sé lo que buscas. —Introduce una mano en el bolsillo de su chaqueta, extrayendo mi varita desde su interior y jugueteando con ella entre sus dedos. —Sé que estudias en Hogwarts, eres una Gryffindor. 

—¿Cómo...? —Comienzo a decir pero él coloca un dedo en sus labios pidiendo silencio.

—Pero sobretodo.. Sé lo que deseas...—Una sonrisa de ironía se da lugar en su rostro.

—Y dime, extraño ¿Qué es aquello que deseo?...—

—Deseas lo que todo mundo... Quieres un amor que te consuma. Quieres pasión, aventura e incluso un poco de peligro.  —Susurra acercándose peligrosamente a mi rostro.  —Y créeme, te expicaré todo la próxima vez que nos veamos.. 

¿De qué habla? Lo miro sin entender nada de nada. Ahora más que nunca su rostro me es demasiado familiar.

 —. . . Pero por ahora, mi pequeña... Olvidarás que ésto sucedió.  —

                                                                                                                   

 . . . .

 

 —Alice. Alice despierta. —

Mis ojos se abren de golpe y me doy cuenta de que tengo a Samantha Winfield a mi lado, llamándome. Esa rubia a quien tengo el placer de llamar mi mejor amiga, me mira con ojos de desconcierto, no entiendo por que. Ambas nos encontramos en la Torre de Gryffindor, todo está bien, sólo es otro día común y corriente para los estudiantes de Hogwarts,

  —¿Cuando volviste? —

 —¿De que me hablas, Sam?.. No he ido a ningún sitio.  — Me encogí de hombros. Ella está algo loca.  Tiene demasiada imaginación.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 21, 2013 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Being selfish is good sometimes...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora