Un día me paso que conocí a alguien que era más falso que cada uno de sus perfiles en redes sociales, para mí desgracia, cada mañana hablábamos y cada noche llorábamos juntos, pues al parecer, no había en él sentido de la vida. Hasta que un día, dejo de ver frente a su espejo el reflejo de lo que los demás querían para él, y vio en sí lo que sus sueños encerraban, ese día conoció la pureza de sus sonrisas, ese día se encamino por donde siempre tuvo que andar, con las personas que tuvo que hacerlo, conociéndose así mismo; conociéndome. Porque se dio cuenta que la persona con la que hablaba cada mañana y lloraba cada noche, no era él sino alguien a quien nunca tuvo que conocer, solo una visión abstracta de lo que los demás querían para él, por encima de lo que él siempre quiso. Ahora que se conoce al parecer no llora sino cuando se da cuenta de que muchas de las cosas que hizo serán parte de las historias que no podrá contar, parte de los recuerdos que no querrá recordar, parte de los errores que enmendar, por un sueño que alcanzar.