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Me levanto llena de energía y de una patada tiro las sábanas al suelo. Mi hermano suelta un gemido a modo de queja.

-Arriba, Mark -canturreo con una sonrisa.

Él murmura algo, probablemente un insulto y se coloca la almohada encima de la cabeza.

-Venga, sino llegaremos tarde -le regaño cruzándome de brazos.

Mark se gira para que yo solo logre ver su espalda.

-Así que esas tenemos...

Agarro mi almohada con las dos manos y se la estampo fuertemente en toda la cara.

-¡_______! -grita y me empuja.

Me río y le golpeo una y otra vez hasta que consigo que se levante.

-Si no estuvieras lesionada te mataría -bosteza y se levanta perezosamente.

Y ya me lo ha recordado.

Me torcí el tobillo en un entrenamiento especial. Mark me advirtió que era muy duro y que acabaría haciéndome daño. Claro, como al final tuvo razón ahora se creé que es el hermano listo cuando claramente esa soy yo.

Me siento bastante inútil y torpe porque cosas simples como subir a mi cama, que es la litera de arriba, no las consigo hacer. Por eso ahora tengo que dormir con mi hermano en su cama.

-Ay, hermanito -comento pasando un brazo por sus hombros -. Tú serías incapaz de hacerme nada porque me amas y no puedes vivir sin mi.

Al principio me mira con ganas de pegarme un puñetazo pero luego sonríe tan ampliamente que enseña todos los dientes. Me encanta cuando sonríe así.

-Tal vez un poco de razón si tengas pero admite que tú tampoco podrías vivir sin mi -dice y me revuelve el pelo.

-Venga, bajemos a desayunar -comento poniendo los ojos en blanco.

• • •

Mark y yo salimos de casa en dirección a nuestro instituto. Él lleva su uniforme de chaqueta y pantalones azules, y yo mi uniforme formado por una camisa blanca ajustada que debería llevar un lazo en el cuello pero me agobia y una falda también azul.

Mark siempre me regaña porque pienso que la falda es demasiado larga y me gusta subirla un poco. Él dice que todos los chicos babean cada vez que paso por delante suya corriendo o saltando y claro, como es un hermano sobreprotector dice que no puede permitirlo. La verdad es que es bastante vergonzoso que cada vez que un chico me mire él me baje un poco la falda, me rodeé con su brazo y le dirija una mirada de advertencia. Pero, que le voy a hacer; le quiero demasiado.

Somos mellizos, él es mayor. Según nuestra madre somos idénticos tanto física como mentalmente. Los dos tenemos el pelo castaño y un poco alocado, los ojos marrones y grandes, y una energía y felicidad inagotables. Aunque claramente yo soy mil veces más guapa.

Lo que más nos une es el amor por el fútbol. Él juega de portero y yo de delantera, dos posiciones completamente distintas pero creo que eso es en lo único que no estamos de acuerdo.

-¿En qué piensas? -pregunta Mark.

-En que me da rabia seguir con las muletas -digo lo primero que me viene a la cabeza e instintivamente golpeo el suelo con ellas.

Él asiente lentamente.

-A mi también me molesta. Eres nuestra mejor jugadora y la única capaz de conseguir que nos dejen el campo para entrenar -dice y luego me ahoga en un abrazo mientras mira a todas partes con el ceño fruncido -. Además he oído rumores de que cuando subes las escaleras, al coger impulso para subir con las muletas se te levanta la falda y alegras la vista a los que van detrás.

Because it's fun (Axel Blaze y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora