El Encuentro

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Principaba el año y Víctor dentro de unos pocos días saldría de viaje para visitar a su familia materna, que vivían en la parte boreal del país, tendría que estar alistando las  maletas pero un profundo letargo producido por los festejos de año nuevo lo mantuvo en la cama una buena parte de la mañana, hasta que decidió ir a la farmacia más cercana para comprar algo para la migraña que también lo aquejaba. Ya afuera de su casa, meditabundo, no hacía nada más que intentar recordar todo lo que sucedió ayer mientras caminaba por las calles largas y angostas de su Ciudad, con el sol insoportable típico del ardiente verano que se sufre ahí. Ya en la farmacia lo único que hizo fue observar el pulcro lugar, tan limpio y con ese aroma típico de los hospitales, lugares que nunca le agradaron pues ir ahí sólo significaba que o tú o un familiar no gozaban de buena salud, se mantuvo un rato de pie en la entrada pues el ventilador del lugar lo refrescaba un poco después de esa infernal caminata, esos segundos de descanso se acabaron cuando el ventilador giró, es entonces cuando apresuró a tomar su lugar en la columna de clientes y a esperar su turno.

Cuando ya estaba cerca de finalizar su espera para comprar laa pastillas, entró una chica (una descripción a groso modo: era delgada, su pelo lacio y castaño claro atado por una cola que parecía improvisada, una cara angelical, entre otras características físicas agradables). Ella se puso a esperar atrás, un par de minutos después llegó el turno de Víctor y pidió media tableta de pastillas para la migraña, en seguida el boticario buscó y le entregó las pastillas recibiendo el dinero y entregándole el vuelto, algo apurado Víctor salió rápido y en breves momentos lo lamentó ya que chocó con aquella chica bonita por accidente, ella lo ayudó a recoger las pastillas y cuando leyó el nombre del fármaco le preguntó con su dulce voz: "¿te divertiste anoche?". Él le agradeció mientras se reía para sus adentros , la chica devolvió la sonrisa que había hecho Víctor sin percatarse, luego de unos largos segundos, él le preguntó su nombre, Ángela dijo la dulce voz de la fémina, muchas gracias Ángela yo soy Víctor dijo algo nervioso (nunca pudo estar sereno frente a una chica), se despidieron con un adiós y él se puso a caminar un poco acelerado por el apuro de alistar las maletas antes del anochecer mientras pensó en lo agradable de ese imprevisto encuentro y lo trágico de que es muy improbable de que se vuelva a encontrar con Ángela.

Ya en su casa se dio cuenta de que la migraña y el sueño ya se le habían pasado, es cuando decidido por no perder el tiempo que le faltaba, incoó a preparar su maleta.

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⏰ Última actualización: Aug 28, 2016 ⏰

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