Día: 2

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-Hoy no es un buen día para levantarme temprano, ugh.- se quejó Valeria con un gran cansancio que arrastraba en esas palabras. Anoche se había desvelado intentando adivinar quién podría ser ese nuevo admirador, jugando al papel de detective, cosa que no sirvió para nada más que quitarle el sueño a la pobre estudiante.

Se levantó con gran pereza, y como sí no fuera suficiente el haber dormido tan solo 2 horas, en un intento de caminar hacia el baño, arrastró con ella una parte de la sábana color violeta haciendo que resbalara y cayera de todo, contra el piso.

Soltó un gritito haciéndola ver como una niña pequeña cuando se cae de la bicicleta al asfalto. Se incorporó sacándose la sábana que tenía enredada en el pie, tirándola con furia sobre su cama. Sí algo más pasaba, probablemente explotaría y tiraría todo. Sí, así de exagerada era la joven ojiazul.

Esta vez se vistió con una blusa sin mangas, con unas letras raras que ella no logró comprender nunca desde que se compró la remera y un jean con aberturas en las rodillas. Parecía de esas típicas rockeras, algo demasiado ilógico, ya que ella odiaba el rock y ese afán que tenía las chicas de hoy en vestir ese estilo.

Se miró al espejo una vez más antes de bajar e ir a desayunar como habitualmente acostumbraba hacer.

Se dirigió al establecimiento. Habló con sus amigas. Los profesores le regañaban algo que había hecho. Siempre era igual, y ya estaba harta de eso. Quería emoción, acción en su vida. Quería vivirla al máximo, solamente necesitaba a alguien que le haga sentir esa adrenalina, y ella creía haber encontrado quien podría hacer eso.

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Y a las 9:20 a.m el timbre sonó, y salieron al recreo todos los estudiantes de forma alborotada.

-¡Hey! Paul, ¿te enteraste de lo qué pasó entre Max y Sonia? Fue algo catastrófico, sí estuvieras escuchando probablemente te asombrarías al igual que yo.- expresó con molestia Olivia. Su amigo parecía estar en otro mundo totalmente paralelo a el de ellos. Le dio un codazo que hizo sobresaltar a Paul, el cual la miró con una mirada enojada.

-Deja de asustarme, sí muero algún día por eso va a ser tu responsabilidad.- la miró de forma amenazante, aunque en realidad sólo estaba bromeando.

-Como digas, amigo.

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Tengo que darle su segunda carta. Sería terrible que no pudiera dársela, es mi responsabilidad hacer que le llegue una todos los días hasta el día se su cumpleaños.

Emprendió camino hacía el ya conocido curso de valeria, poniendo el sobre dentro del bolsillo de la mochila, y saliendo sigilosamente de el como ya le era costumbre.

El timbre sonó, y Paul junto a Olivia entraron con rapidez dentro del aula. Ahora tocaban 4 largas horas de física. Un total infierno.

Cuando finalmente pasaron las horas de escuela, Valeria se dirigió a su hogar y sin saludar a su madre, se encerró en su habitación dispuesta a buscar su carta del día. Se sorprendió al ver que el misterioso P sí había cumplido con su palabra.

"Querida Valeria:

creo que ese comienzo le da un toque más romántico, pero al mismo tiempo misterioso a la carta. Lo cuál me agrada.
Vi que empezaste clases extras como porrista, y opino que ese uniforme te quedaba muy hermoso, por no decir otra cosa. Oops, ignora eso.
Tienes un gran talento como porrista, y por supuesto que voy a ir a cada una de las prácticas, aunque no podrás verme, claro.
Te veo mañana.

-P."

¿Cómo sabía P de sus clases como porrista? ¿Acaso la acosaba? Le daba igual, ella sabía que el era el indicado, ese misterioso chico le traería cosas buenas a su vida, ella lo sabía. Aunque no todo es color de rosa, y los finales felices no son más que cuentos de niñas.

🌼

-M

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⏰ Última actualización: Jul 10, 2016 ⏰

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