XXV

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Querido Mariscal:

Ayer llegaste ebrio a mi casa y me pediste perdón. Me reí a carcajadas toda la noche por las tonterías que decías, después de un rato comenzaste a hacerme cosquillas y en un parpadeo estábamos besándonos.

Alice.


Querido Mariscal:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora