CITY

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"El acto surrealista más simple consiste en bajar a la calle, revólver en mano,

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"El acto surrealista más simple consiste en bajar a la calle, revólver en mano,

y disparar al azar tanto como se pueda contra la multitud..."

André Breton

Las nubes se aglutinan entorno a la luna como si fuera el ojo de un huracán y los furentes vientos de la ciudad arrastran la basura, la dispersan por todas partes. Un hombre recorre las calles con la cabeza gacha,  sujeta con fuerza su abrigo y sombrero para no perderlos. La avenida es oscura y solitaria, el rugido del viento que atraviesa las alcantarillas ahoga todo sonido, los pasos son sordos. El hombre encuentra un taxi, el conductor duerme, arrullado por una cumbia; golpea la ventanilla, el taxista despierta y le indica que suba, aborda y sacude sus ropas como si quitara de sí el frío; se frota las manos, y le pide que lo lleve a su domicilio.

            El taxi aparca a orillas de la carretera y apaga sus luces. El conductor baja del vehículo, abre la puerta del copiloto y vuelca sobre los arbustos el cadáver ensangrentado del hombre solitario. El operador vuelve al auto y se pierde en la oscuridad de la carretera.

            Una joven de 16 años sale de su casa después de concluir con su tarea escolar. Le ha dicho a su madre que hablará por teléfono a su novio ya que él no le ha marcado y teme que se halle con sus amigos emborrachándose. Aquel lugar es un sitio sucio, oscuro, olvidado; la pobreza impera en las calles y al interior de las casas, no es seguro, es desgarrador, se pisan las rocas y el viento arrastra el polvo, los perros muertos por hambre o rabia desatan epidemias.

            La jovencita camina entre la penumbra de las luces del alumbrado público hasta un teléfono. Descuelga el aparato y escucha la instrucción de marcación y costo de la llamada.

Una camioneta circula por la calle y se detiene frente a la joven. Ella deposita la primera moneda. Dos hombres descienden del vehículo y la toman por los brazos y piernas; su dinero cae al suelo, grita al instante: "ayuda, ayuda, auxilio", algunos vecinos asoman por la ventana, corren la cortina para ver qué sucede, otros cierran puertas y apagan las luces. La joven es subida a la camioneta en donde se hallan cuatro sujetos más. El vehículo arranca a toda velocidad y se aparta de ahí dando saltos por lo pedregoso del camino. La chica se encuentra paralizada del miedo, se ha quedado sin aliento, escucha las voces de sus captores que son semejantes a las voces de los cerdos, uno de ellos entona una canción que se escucha en la radio; una canción de banda. En la parte trasera observa unas cuantas armas largas, en sus cinturones portan armas cortas, cuchillos y navajas. Todo le parece extraño, su visión es como un sueño; está a punto de desmayarse. Piensa que nada le sucederá, cree que sólo es una broma, un sueño, su madre la llamará pronto a cenar, y en la mesa, su novio la esperará con un pastel de durazno, pues acaban de cumplir un mes de novios. Cierra los ojos, no quiere abrirlos, espera que su madre la despierte y la lleve hasta la mesa con su enamorado. Entonces sucede una caricia, siente el tacto de una mano que resbala por su pierna; abre los ojos, está segura de encontrar a su madre; no, es el rostro de un hombre horrible que está a punto de besarle en los labios mientras le acaricia la pierna izquierda; otra mano sube por su abdomen hasta sus senos que al encontrarlos los estruja como si se tratara de pelotas de esponja; la niña grita y un tercer hombre la hace callar con un puñetazo en el rostro; tres de sus dientes son expulsados de su boca que ya sangra profusamente...

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