.2.

1 0 1
                                    

- Valla, me sorprende que te hayas olvidado de tu único mejor amigo- Dijo mientras se acercaba a un escritorio, de cuya presencia no me había percatado,  y de uno de sus cajones saco una jeringa y un frasco con un liquido medio beige.

- Yo no tengo amigos, solo enemigos. y hasta donde sé, los amigos no se inyectan líquidos raros unos a otros- Mi piel se empezaba a erizar y el tono de mi voz sonaba tembloroso, no lo mencioné antes pero odio las inyecciones.

- Vamos, deja tus frases de películas para el rato y ahora dame tu brazo.- extendió su mano en señal de que se lo diera, pero como toda una valiente le arrojé la almohada y salí corriendo por la puerta. Qué idiota en su sano juicio deja la puerta  de una celda abierta, bueno para decir que es mi amigo tiene que estar loco o ser un idiota grande, y para mi las dos eran opciones muy convincentes; además, si fuera mi amigo sabría de mi pánico por las agujas, primer punto que me dice que está mintiendo.

Cambiando de tema, justo cuando pensé que había encontrado una salida unos tipos con barbijos me agarraron y llevaron a arrastra hacía el mismo cuarto donde me esperaba el muy maldito apoyado en el escritorio con la jeringa en la mano y una sonrisa que demostraba su disfrute por mi sufrimiento. Al llegar a la puerta me agarré del marco para impedirles encerrarme mientras gritaba "NO ME ENCIERREN CON EL LOCO DE LA JERINGA", "SUÉLTENME MALDITOS O LOS VOY A DENUNCIAR". Mientras el idiota trataba de aguantarse la risa, uno de los tipos me empezó a hacer cosquillas y yo me retorcí como un pez fuera del agua, y así aprovecharon y me empujaron dentro del cuarto y cerraron la puerta. Yo caí al suelo y el "loco de la jeringa", como lo llamaría hasta que me diga su nombre, terminó de aguantarse y estalló de la risa.

-Te estas divirtiendo por lo que veo- dije con mi característico tono de sarcasmo mezclado con enojo, mientras me levantaba para sentarme en la cama.

Intentó calmarse para luego recomponerse y  arreglar su bata, su sonrisa aun seguía en su rostro y eso me molestaba.

-Pasa que es divertido hacerte enojar y verte entrar en pánico por una inyección que no es para ti- Su voz de superioridad ya era irritante pero con lo que dijo estaba decidido, este tipo etaria en mi lista de personas por asesinar.

-Espera, como que no es para mi. Tu dijiste que te diera mi brazo para la inyección.

-Yo nunca dije que era para ti, solo te iba a tomar el pulso.

-Mentiroso- mi voz de indignación de niña pequeña hace aparición para dar paso a mi cara de enojo infantil. Lo admito, soy una inmadura, y qué, su cara lo delataba a mil cuadras no es mi culpa que me saque de quicio y no sepa mentir.

-Está bien, te dije que me dieras tu brazo porque dijiste que los amigos no inyectan no sé qué y pensé seguirte el juego.

Este maldito sabe como hacerme quedar como una verdadera idiota, y para que yo admita algo así debo sentirme fastidiada enserio. Finalmente solté aire resignada y lo miré con cansancio.

-¿Dónde estoy?- Es increíble como mi animo pasa de sarcástica a preocupada en un segundo aunque claro, mi preocupación no puede durar mucho.

- Sentada en una cama, en un cuarto, en un edificio, en un continente, en un planeta, en un universo.

- Wow, enserio, no lo sabía- Como dije antes, el sarcasmo me caracteriza.

-Bueno, ahora lo sabes- Y se nota que también caracteriza a este tipo. Nota mental: hacer preguntas que no puedan ser contestadas con sarcasmo.

-Púdrete.

-Lo haría si estuviera muerto

-En ese caso permíteme los honores de matarte.

-La violencia no arregla nada, pero si quieres, mata al sujeto de aquí al lado, me librarías de tener que darle la inyección.

-¿Porqué te crees gracioso?

-Por que lo soy.

-No lo eres, en cambio eres insoportable, engreído y te crees cool. Algo que me molesta mucho.

-Perdón señorita madura y no infantil.

- Por lo menos yo no finjo ser graciosa, sino que directamente no lo soy.

-Bueno, acabemos con esta discusión inservible en nuestras vidas y digamos que hubo un empate ¿si?

-Bien.

-Huy, mira la hora, ya me tengo que ir, nos vemos mañana.- Dijo mientras miraba su muñeca desnuda.

- ¿Escuché bien, mañana? Yo no te quiero ver nunca más en mi vida, ademas no tienes reloj-no sé porqué me quejo si se va a ir de una vez.

- Si quieres que me vaya porqué te quejas si tengo reloj o no. Y sí, nos vemos mañana. Bye- Dijo mientras salia por la puerta.

-por fin algo de paz- Lancé al aire, para luego ser interrumpida por la puerta abrirse de golpe.

-Hablaste demasiado pronto, me olvide la jeringa-decía mientras tomaba el objeto nombrado y se daba la vuelta para salir para antes de hacerlo giró su cabeza y me miro con una sonrisa tierna- Por cierto, me llamo Haru- y salió.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 09, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Advertencias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora