Capítulo Unoღ Introducción.

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Eran los últimos días de invierno y mis padres conducían sin descanso. Mis hermanos: Alex de dieciocho y Cody de dieciséis, dormían en la caravana mientras yo admiraba el paisaje y el sol elevándose, dándonos a contemplar un nuevo día. Habíamos quedado en mudarnos a España dos meses atrás cuando vivíamos en Francia. Por mi parte era una nueva experiencia pues nunca antes había visitado España y mucho menos vivido allí.

Noté como una mano se posaba en mi hombro. Me giré y mi hermana mayor me miraba con una dormida sonrisa. Besó mi frente y se fue a la zona de la cocina. Alex es la mejor hermana que se puede pedir: es amistosa, cotilla si tu lo deseas y alguien a quien contarle todo.

Por supuesto mi hermano no se queda atrás. Es mi hermano mellizo y aún así es mayor que yo. Es cariñoso conmigo aunque me haga enojar y querer tirarle el jarrón de porcelana china a la cabeza. Puedes contar con él para muchas cosas y divertirte con sus chistes malos.

Giré un poco la cabeza y me quedé mirando a mi hermano que aún seguía dormido con la pata derecha estirada fuera de la cama. Dejé escapar una pequeña risa. Me tapé la boca y le miré divertida. No sabía si despertarle o seguir dejándole dormir. Al final opté por lo segundo, ya que no quería que se pusiera a tirarme cualquier cosa o insultarme. Aparte de que mis padres estaban muy cansados y no quería molestarles. Dejando de lado a mi pequeño gran perezoso fui a buscar a mi hermana. Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina. Me encontré a mi hermana bebiéndose un zumo recostada en la encimera de la cocina.

-Buenos días marmota. -le di un beso en la mejilla y le robé el zumo de las manos. Me miró con el ceño fruncido mientras que yo le sonreía.

Me sacó la lengua y sacó de uno de los armaritos una barrita de chocolate. "¡Chocolate!" Le supliqué con los ojos que me la diera y esta vez fue ella quien me miró y sonrió malvadamente. Negó con la cabeza ante mi carita de cachorrito y me la dio. Salió de la zona de la cocina y caminó de nuevo hasta la cama.

-Te quiero... -le susurré a la barrita de chocolate. La frote en mi mejilla como muestra de afecto. Miré hacia la zona de camas y ví a mi hermana mirándome con una ceja alzada.

-¡Llegamos niños! -papá se asomó por la puerta de la caravana y me sonrió, ya que era la única que estaba de pie.

Entró y se acercó a las camas. Le dio un beso en la frente a Alex y una palmada en el culo a Cody para que reaccionase. Movió la cabeza y miró vagamente a mi padre.

-Te estás acostumbrando a esto, voy a tener que buscar otra forma más eficaz de despertarte, perezoso -mi padre sonrió con malicia-. Sal a ver la casa. -asentí y papá salió de la caravana.

Bajé de un salto de la caravana y me fijé en la nueva casa. Su fachada era color crema con dos grandes ventanales en el piso superior y otros dos hermosos ventanales abajo. La puerta era de madera oscura con decorados de hierro. Al principio de la casa había una pequeña entrada decorada a los lados con flores bordeando el camino. Separando los patios de los vecinos había unos arbustos. Miré a una de las casas de al lado y ví a un hombre vestido con un jersey azul oscuro y unos vaqueros.

Papá estaba hablando con ese señor y me acerqué. El hombre, al notarme, dejó de lado a papá y me sonrió.

-Hola, soy John, tu vecino. -me tendió la mano y yo se la estreché.

-Encantada. Yo soy Laura -sonreí de vuelta.

Atisbé por encima de su hombro como un grupo de personas salían de la casa: una mujer morena de ojos verdes, un chico rubio de más o menos mi edad de ojos azules, otro chico de ojos cafés y moreno y... ¿¡Pero cuantos niños se pueden tener?! Un último chico castaño y de ojos negros, al parecer de más edad que el resto, salía mientras miraba su móvil.

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⏰ Última actualización: Oct 08, 2016 ⏰

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