Claro de Luna

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Nada acompañaba de mejor manera mi solitaria e inalterable presencia que no fuera aquella caja armoniosa, que ante el estimulo y rozar suave de mis dedos sobre sus finas teclas, brindándome aquella calma que no siempre logra encontrarse en un mundo paradójico y cambiante como lo es este en el que me he enganchado a convivir.

La brisa gélida proveniente del ventanal a un costado mío, acompañado de la luz natural proveniente de aquel faro presente cada noche, me daban el completo protagonismo de un panorama extenso en tinieblas, bajo la creación de una melodía tan simple y pura, que en sus sonares más bajos, conjuntaban un orden y complejidad envidiables, resonando y resguardando su sinfonía en aquellos muros inquebrantables que me rodeaban.

Ni el más basto Sol en pleno asomar del verano pudiera obsequiarme tanta paz a mi presencia, tan austera en ocasiones y tan complicada en otras tantas, ni aquella sensación que me fue otorgada con mi simple acto de existir...no como aquel arte intangible y poco apreciado, producto de mi ingenio lo hizo: libertad.

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