Prólogo

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—¿Qué clase de amor es el tuyo? ¡Explícame, por que no lo entiendo! ¡No puedo entenderlo!

Los gritos que iban y venían dentro de la habitación seguramente se escuchaban por todo el edificio. Sabía que debía calmarme, pero a éstas alturas el detenerme ya era casi imposible. Las palabras seguían saliendo sin más, estaba al límite de ésta situación, ¿Por qué seguía soportándolo?

Por que yo si la amaba.

La amaba de verdad, con todo mi corazón, entregándole día a día todo de mi. Y amarla de esa manera sólo me arruinaba, dolía como nadie podría entender.

—¡Yo de verdad te amo, no puedes dudar de mi de esa manera!

Oh, si que podía. Ya ni siquiera me importaba que las lágrimas estuviesen cayendo por todo su rostro.

Yo ya había derramado muchas más por ella.

—Entonces déjalo. Déjalo y ven conmigo... Quédate conmigo.

Negó con la cabeza varias veces haciéndome sentir aún más furioso, ¿Era ésta su manera de amarme?

—Tú sabes que es complicado, no puedo Seokjin, ¡No puedo! –Exclamó. —Perdóname.

Mis manos se hicieron puños a mis costados luego de escuchar su respuesta.

—Cuando llegue el día en que te cases con él, ¿Seguiremos viéndonos de ésta manera? ¿Será así siempre? –Pregunté con la amargura tiñendo mi voz mientras me encaminaba hacía la puerta, decidido a acabar con todo aquello. Ésta iba a ser la última vez.

Volteé a verla sobre mi hombro, negaba con la cabeza y las lágrimas no cesaban. Mi corazón estaba rompiéndose, podía sentirlo, pero había caído por fin en cuenta que antes que cualquier otra persona, estaba yo.

Detuve mis pasos y esta vez deje mi vista estática en algún punto de la pared, evitando posar mis ojos en ella. Lucía tan destrozada que tenía miedo de echarme a atrás y volver corriendo a donde estaba para acunarla en mis brazos y llenarla de besos, tal y como lo hacía cada vez que algún problema le atormentaba.

—Seokjin... –Murmuró con la voz entrecortada. Pídeme que me quede, dime que me quede y lo haré. —Perdóname. –Y eso fue todo.

Un nudo obstruía en mi garganta repentinamente reseca, con gran esfuerzo pude pasar saliva.

—Honestamente... –Seguí diciendo mientras trataba de ignorar el dolor en mi pecho tras escuchar sus palabras. —Estoy de verdad cansado de tenerte conmigo todas las noches y dejarte ir todos los días antes de que salga el sol.

Y eso era verdad, estaba cansado de dormir con ella a mi lado y despertar solo de nueva cuenta en una enorme cama vacía.

Se encontraba de rodillas en el piso siendo un desastre, ignoré la lejana voz en mi cabeza que me decía que no lo hiciera, que no me fuera, que seguro podía soportar más por ella. Tras decir mis últimas palabras, le di una última fugaz mirada intentando grabar su rostro en mi memoria. Salí de su lujoso apartamento cerrando de un fuerte portazo.

Esta vez, no iba a volver.

don't go/ k. seokjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora