✖Capitulo 2✖

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Día del baile.
9:26 a.m.

Sam

—Sam, ¿estás escuchándome? —dice un muy fastidiado Chase.

—¿Eh? ¡Oh! Si si...

—¿En serio?¿que fue lo que dije entonces?

—Que tu...era...yo-o... —suspiro fuertemente, me había atrapado.— Lo siento, es solo que estoy tan emocionada por el baile pero también algo desanimada porque es la última noche, todos juntos...

—Samy, se que todo esto de la universidad, lo desconocido, dejar todo atrás es...aterrador, pero no estas sola, me tienes a mi, tienes a tu insoportable novio y a esas dos locas que adoro a las cuales llamo amigas, ¿si?

No puedo evitar lanzarme sobre él y abrazarlo hasta casi dejarlo sin aire. Casi.

—Eh eh, las manos fuera de mi novia idiota —hace su entrada un muy serio Alen.

—Tranquilo hombre, ella fue la que atacó.

—¡Chase!

—¿Qué?

—Adiós —lo miro con los ojos entrecerrados mientras apunto hacia la puerta.

El mencionado rueda lo ojos con diversión y haciendo un saludo militar va hacia la puerta de mi casa.

—¿Por qué estaba aquí? —y Alen no pierde el tiempo con sus celos.

—Estaba aquí porque me ayudaba a decidir que me pondré esta noche, aun no entiendo porque te pone tan celoso si es mi mejor amigo —espeto mientras lo miro.— Además, te llame a ti primero para ver una película o algo y tú solo me ignoraste, así que no tienes derecho a estar enojado.

El suspiro antes de hablar.— Tienes razón, lo siento Sam, es solo que sabes lo celoso que me pongo cuando lo veo, estuvo contigo más tiempo y conoce cosas que yo no, solo...

—¡Alen basta! Lo entiendo, entiendo tu forma de comportarte y se que Chase puede ser pesado en ocasiones pero es mi amigo y eso no va a cambiar.

—Lo se, ¿podemos...hablar de otra cosa? —me miro e hizo un puchero adorable y como si tuviera algún poder, olvide todo lo relacionado a nuestra discusión.

—Eso no es jugar limpio.

—Me amas.

—Lamentablemente —dije mientras fingía llorar.

A cambio me miro con los ojos entrecerrados.

¡Oops!

(***)

3:12 p.m.

—¡Alen, por favo-or!

—¡Dilo! —gruñe.

—¡No-o!

—¡Entonces no voy a parar!

El aliento me faltaba y sentía cada músculo de mi cuerpo pedir ayuda pero se que va a cumplir su promesa, el es así, jamás se rinde hasta conseguir lo que quiere. Lo malo de esto es que no creo poder resistir más.

—¡Esta-a bien!¡Lo di-re! —grito entrecortadamente.

Para por un momento y acerca su rostro hasta que solo nos separan unos centímetros, siento su aliento golpear con fuerza mis labios mientras una sonrisa de victoria se asoma.

✖Chico Malo✖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora