He Likes Boys |McLennon|

Sweet.

Cynthia no le contó nada a sus amigas. No es porque no confiara en ellas, por supuesto que no. Eran mejores amigas y entre las tres chicas no había ningún tipo de secreto, pero no quería anunciarles aún sobre un chico al que había conocido de lejos el día anterior.

Sin embargo, el martes por la mañana mientras caminaba hacia su aula lo vio llegar y pensó que no podía dejar pasar la oportunidad. Se acercó a él con paso nervioso y lo saludó sin más.

-Hola.- John desvió la vista de su teléfono móvil para fijarla en la chica detenida frente a él.- soy Cynthia, tomamos historia juntos.

Lennon la saludó de vuelta. Claro que la reconocía, pues a partir del almuerzo ella no había parado de mirarle cada que tenía oportunidad, y eso le divertía.

Platicaron alrededor de cinco minutos «pues el timbre de entrada no les permitió hacerlo más tiempo» sobre asuntos escolares, alguna que otra broma al respecto y sobre los exámenes próximos.

Powell lo invitó a pasar el descanso juntos. John aceptó argumentando que su mejor amigo estaba enfermo y no había podido asistir. La chica le comentó que podrían verse en el comedor y acordaron la hora en la que se encontrarían.

El resto de las clases antes del descanso, la chica se la pasó imaginando que le diría, de que hablarían y como debía comportarse, pues jamás había sido experta en chicos, y menos había entablado una conversación con uno tan atractivo como lo era él.

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La hora del receso llegó. Las preocupaciones de Cynthia se esfumaron al instante, pues Lennon resultó ser un chico bastante amable, con modales y sentido del humor. Y eso sumó mas al gusto de la chica, y definitivamente ahora era digno de ser contado a las demás.

♡♡♡

-¿Me estás cambiando por una chica?

-Claro que no, mi cielo.- se maldijo mentalmente cuando notó que los ojitos hazel de su chico se llenaban de lágrimas.- Es una conocida nada más. Además, sabes que no me gustan las chicas.- exageró una mueca de asco.

-¡Te aprovechas de que estoy enfermo para salir con niñas bonitas!- le aventó un cojín al rostro.

-¡Deja de decir tonterías, bebé!

-Me reemplazarás por ella porque no tiene su carita llena de mocos como la mía.- frunció su ceño y se dio la vuelta, quedando de espaldas al castaño.

John negó con la cabeza, mientras sonreía de lado.

-Paulie, eres lo mejor que me ha pasado en la vida. No te cambiaría por nada ni por nadie, ¿okay? y te soy sincero cuando te digo que las niñas no me gustan. Sólo me gustas tú, y nada más.

-¿Aunque tenga mi carita llena de mocos?- susurró el otro con voz gangosa. John rió levemente.

-Aunque tengas tu carita llena de mocos, corazón.

Y John jamás había sido tan sincero en toda su vida.