Rosas

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Y compre una flor a una señora que vendía unas rosas rojas muy bellas, las envolvía con tanta delicadeza y amor, que me hizo recordar, hace cuanto no me obsequiabán una. Decidida me planté frente a ella y pedí una rosa, pagué, la envolvió y caminé sintiéndome bien.
No necesitaba de nadie que me regalara una flor, cuando yo misma podía hacerme ese honor, me puse a reflexionar que no necesito pedir o insinuar  a alguien que me regale flores, libros, ni nada de las cosas que me gustan, cuando yo también me puedo consentir y saber con que intención lo estoy haciendo, no sé necesita de Falacias disfrazadas de obsequios, ni mucho menos de errores arreglados con ellos.
La vida es mucho más que eso, es poder sentirte viva en cada pétalo, en cada hoja, en cada olor, en cada instante, es quererse a uno mismo para poder querer a los demás .

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