El río Liffey atravesaba la ciudad de Dublín de este a oeste. Sus aguas llegaban a pasar por debajo de algunos puentes que se encontraban en el centro de la ciudad y que eran bastante transitados, como el que había que cruzar para llegar hasta O'Connel Street. Cerca también estaba el Trinity College, una universidad de alto prestigio. Con un poco de suerte si hacía buen tiempo en la capital y el cielo se despejaba, el sol llegaba a acariciar las aguas del Liffey y eso hacia que se formase un espectáculo de gran belleza en el centro. El paisaje se podía mejorar aún más si tuviera lugar durante las horas del crepúsculo, en las que el agua se teñía de rojo, y las del mediodía, en las que el agua se doraba con la joven luz del sol.
A un lado del río, en Crampton Quay exactamente, había una tienda de una cadena inglesa llamada Forbidden Planet. Ahí podías encontrar todo tipo de accesorios y productos relacionados con la literatura juvenil y la mitología del mundo del comic.
En la entrada del Forbidden anunciaban un el lanzamiento de la novela gráfica más esperada del último año y la visita del guionista y el dibujante de esta misma. La tienda, por fuera y por dentro, estaba repleta de posters de todo tipo de películas que se iban a estrenar, o que ya se habían estrenado, y de viejas glorias que todo el mundo reconocía. Había dos plantas; en la primera estaban las figuras de acción para coleccionistas y todo lo que tenía que ver con la televisión. Al fondo a la derecha había dos escalones que llevaban hasta la zona de los comics. La pared estaba cubierta por estanterías llenas de tebeos y en los pasillos más de lo mismo. El espacio ahí era muy reducido y si se aglomeraba mucha gente era un poco complicado abrirse camino hasta otros dos escalones que estaban al lado contrario de los primeros y que desembocaban en la recepción del Forbidden.
En la segunda planta era donde estaban los libros, los posters y algunas películas. Ahora habían cambiado un poco la distribución porque habían tenido que guardar algunos carteles en el almacén para sustituirlos por otros en los que salieran las caras de los invitados y para poder poner una mesa donde se sentarían estos mismos también. Algunas sillas se habían puesto delante para que los que quisieran pasar pudieran disfrutar de la presentación y más tarde de una firma de ejemplares.
El título de Under the dark heaven ("Bajo el cielo oscuro" en castellano) estaba por todas las paredes de la segunda planta que rodeaban la mesa. Todos los presentes comentaban desde sus asientos la novela gráfica antes de que comenzase la presentación. Algunos estaban ahí por el argumento de la historia (una enrevesada trama de asesinatos en la ciudad de Dublín), otros por el dibujante. Pero los entusiastas de este tipo de novelas esperaban al verdadero protagonista de la jornada: el guionista.
Con tan solo diecisiete años, Gonzalo Bécquer Allegros había conseguido publicar en la ciudad de Dublín cuatro novelas, una por cada año que llevaba ahí. Tres de ellas iban sobre crímenes y policías y otra, un poco más fantástica, narraba la sobrecogedora experiencia en primera persona de un hombre que sufría el acoso del fantasma de uno de sus mejores amigos. Gonzalo siempre escribía lo que su fría imaginación le contara y no sentía ninguna incomodidad al escribir un final en el que el propio protagonista sufre una muerte horrible, como en una de sus tres novelas policíacas.
Sin embargo, a pesar de las grandes cantidades de energía, elegancia y ánimo que derrochaba en sus escritos, Gonzalo no se convirtió en un reconocido autor. Pero sí en uno de los más jóvenes y esto llamó la atención en su día. Dos entrevistas en programas de televisión y una en un periódico, una firma de libros en Londres y una adaptación de uno de sus libros para una miniserie fue toda la fama que obtuvo el chico antes de alcanzar los dieciséis años y en los cuatro años que llevaba fuera de España.
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Bajo el cielo oscuro
Mystère / ThrillerCon el comienzo del invierno, el frío estremecedor no llega solo a la ciudad de Getafe. Junto con él una inexorable oleada de horrendos crímenes tiñe las calles de escarlata y hace huella en el sentimiento de sus habitantes. El joven estudiante y e...