Mamá.
Si por un casual lees esto...Perdón.
Nunca fui la mejor hija del mundo, y nunca
llegaré a serlo, básicamente por lo que acabo de hacer.
No creo que me perdones, o quizás sí...
Quizás sólo fui un estorbo. Seguro.
Por esto... Sé que no vas a llorar.
Y que tampoco me echarás de menos.
Me olvidarás, seguro.
No creo que lo superes, porque no hace falta superar esto.
Nunca te dije que mierdas pasaban por mi horrible cabeza,
porque era para encerrarme.
Te enteraste de mis cortes.
Pero nunca de la razón.
Te enteraste de que dejé de comer.
Pero igual, nunca la razón.
Nunca he querido esto, pero creo que tú sí.
Te has dado cuenta de esas noches,
en las que estaba con la música alta con los cascos,
y que no dormía.
Tampoco te paraste a preguntar, solo me obligabas
a dormir, cuando no podía.
Te doy las gracias por todo.
Pero no aguanto.
Lo siento.
Adiós.Esta carta acabo de escribirla ahora, y sinceramente, lágrimas amenazaron con salir. Pero no voy a caer tan bajo como para llorar.